La falta de lluvia preocupa a los productores de la región núcleo en la campaña gruesa

El clima sigue siendo el factor fundamental para la producción agrícola en uno de los corredores productivos del país. En la provincia de Santa Fe, la falta de humedad en suelo preocupa a los productores agrícolas.

El clima seco, típico a la época del año en curso, con las precipitaciones que se presentan ausentes en gran parte del país, sólo con eventos muy puntuales, siguen generando preocupación en regiones donde la gruesa cumple un rol productivo fundamental.

Con el fenomeno de la Niña instalada, los regímenes de precipitaciones siguen presentando un notable déficit, situación que se mantendrá incluso en los meses cálidos que abarca la primavera y parte inicial del verano 2022/23, aunque los pronósticos señalan un episodio mucho más débil y con un paso a la neutralidad desde principios del próximo año.

Mientras tanto, el retroceso de humedad en los suelos de la región centro y zona núcleo sigue siendo motivo de incertidumbre en varias provincias del Litoral, en Santa Fe, sobre todo, donde la sequía amenaza a la producción agrícola, teniendo en cuenta que se continúa transitando un periodo critico en cuanto al clima estacional.

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Los ambientes secos, las escasas lluvias y los pronósticos sin ellas en el centro – norte santafesino, fueron consolidando una menor superficie de siembra de trigo y generaron interrogantes para el inicio de la futura cosecha gruesa, debido al insuficiente contenido de agua útil en la cama de siembra, que continuó disminuyendo en los distintos perfiles de los suelos santafesinos», planteó el informe.

En los últimos siete días, los montos pluviométricos acumulados fluctuaron desde mínimos de 01 a 03 mm y máximos de 18 a 22 en el sur del departamento San Martín y 35 a 40, en el norte del departamento General Obligado, pero en general, los promedios oscilaron entre 05 y 07 mm.

También indicó que, transcurridos más de treinta y ocho días desde el inicio de la siembra, «sigue siendo una incertidumbre la superficie de trigo que se implantaría, como consecuencia de la dinámica de los escenarios ambientales, las características zonales particulares y los múltiples factores que condicionaron o regularon la toma de decisiones finales».

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Sobre la marcha de la fina, el SEA mencionó que fue lento el movimiento de sembradoras o equipos, incorporando superficie sembrada del cultivo de trigo con variedades de ciclo intermedio, siempre en predios con manejos que disponían de agua útil en la cama de siembra. El grado de avance fue del orden del 60 %, aproximadamente unas 216.000 ha, con un adelanto intersemanal de 10 puntos y un retraso de 20 puntos porcentuales, en comparación a la campaña 2021-2022.

Continuó la incertidumbre y el análisis de las alternativas de las variadas planificaciones individuales, sumando además, los posibles escenarios climáticos desfavorables para una implantación normal.

Los sembradíos fueron germinando y emergiendo normalmente, impulsados por las irregulares lloviznas, que mantuvieron la humedad de los perfiles.

A su vez, el escenario climático semanal condicionó particularmente el proceso de cosecha de sorgo granífero y maíz tardío, que tuvieron un avance insignificante, siendo nulo para el algodón.

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