Cuencas hidrográficas: ¿Por qué es tan importante la vegetación para su gestión?

En Córdoba, en el mes de agosto del 2017 se reglamentó la Ley N°10.467 “Plan Provincial Agroforestal” (PPA). El objetivo de la ley es promover el desarrollo sostenible y mejorar la situación social, ecológica, paisajística y de producción de las diversas áreas de la Provincia.

Pero, ¿cómo influye la vegetación en el funcionamiento hidrológico a nivel regional o de cuencas?

El principal objetivo de la gestión forestal es modificar y aprovechar los procesos ecológicos naturales para obtener los distintos bienes y servicios que la sociedad demanda de los bosques/ arbolado. Dentro de estos bienes y servicios se encuentran los paisajísticos, incorporación de corredores biológicos que conectan áreas estratégicas para la conservación de la fauna y flora, aumento de superficie de áreas recreativas y proporción de sombra ya sea en sistemas productivos, como en caminos y/o laderas de cursos de agua, entre otros. Pero, a la hora de planificar la gestión de la vegetación se debe tener en cuenta que modificar la cobertura arbórea ya sea al plantar, cortar o podar todos o parte de los árboles y otra vegetación presentes en el bosque, es esperable que el ciclo hidrológico se modifique.

La eliminación de la cobertura arbórea y los cambios de uso de suelo, genera un mayor flujo hídrico en la cuenca al reducirse la evapotranspiración e intercepción. A mayor cobertura aérea eliminada, más flujo de agua se obtiene aguas abajo (Fig. 1). Esta es una de las causas por las que hoy en día, se observan más frecuentemente inundaciones y aumento de superficies con acumulación de excedentes hídricos en la cuenca baja. Esto se puede explicar ya que, tanto la lluvia como el tipo de suelo y su posible degradación, influyen en la generación de escorrentía superficial, y a su vez en la erosión y la generación de sedimentos.

Ahora, ¿qué pasa con el agua en la cuenca alta cuando los suelos se erosionan? El suelo presenta una capacidad de retención hídrica que depende de los tipos de estructura y textura, de la cobertura vegetal, de la orografía y del clima reinante (Gaspari et al, 2013). La capacidad buffer y de retención/disponibilidad hídrica del suelo disminuye cuando los procesos erosivos aumentan y, los sistemas productivos de la cuenca alta sufren estas consecuencias, principalmente en anos secos.

Fig. 1: Balance de agua conceptual de la “teoría de la cobertura arbórea óptima”. Sin árboles, la escorrentía superficial y la evaporación desde el suelo son elevadas, produciendo una baja recarga del agua subterránea a pesar de la baja transpiración (Blanco, J.A. 2017).

Es importante destacar en este punto que, a la hora de planificar una forestación a nivel regional o de cuenca, se deben tener en cuenta no solo parámetros económicos y/o culturales, sino también sociales, ambientales y productivos. El manejo de los recursos suelo y agua es significativamente importante para los distintos actores de una cuenca, y la gestión de la vegetación tiene gran influencia en la conservación de los mismos. A modo de resumen, se puede decir que la vegetación mejora de la calidad y cantidad del agua, reduce el arrastre de sedimentos y erosión hídrica del suelo, mejora de la magnitud y regulación de los flujos de agua y protege, conserva y gestiona fuentes de agua estratégicas para la producción agropecuaria y para la sociedad.

Vía: Conservagro, Servicio de Conservación de Suelos / Ing. Agr. Micaela Fernandez Bedini.

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