La oferta de carne depende de los efectos de la sequía

Si bien las lluvias de los últimos días terminaron con la sequía en la mayoría de las zonas, los efectos de las mismas en la ganadería nacional se seguirán viendo a lo largo de este año y del próximo.

La seca que se dio entre los últimos meses del 2021 y enero del 2022, en pleno apogeo de La Niña, fue de manera generalizada en todo el país, con importantes impactos en la producción ganadera y tiene una repercusión en el mercado cárnico. De forma más acentuada se vieron afectadas algunas regiones como Entre Ríos y áreas ganaderas de la región pampeana. Como consecuencia, la productividad del campo natural en las zonas mencionadas fue tan baja como la esperable.

 De acuerdo a estimaciones privadas, por cada punto de preñez que se pierda sobre el actual stock de vacas, compuesto por 25 millones de cabezas, habrá 230.000 terneros menos. En el corto plazo, la sequía generará un mayor volumen de hacienda para su comercialización, porque los productores priorizarán sacar sus animales a la venta, para que no sufran los efectos del clima. Pero, de sostenerse esta situación, para el próximo año se percibirá el faltante de animales livianos, que se destinan al consumo interno.

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Analistas del sector ganadero consultados por este medio destacaron que el estrés hídrico en campos ganaderos se percibe sobre todo en NOA y NEA, mientras que los establecimientos de la Cuenca del Salado se vieron favorecidos por las últimas lluvias. «La seca obliga a los productores a extremar sus recursos, ser muy cuidadosos y algunos productores adelantaron la salida de terneros«, señaló Julio Boutet, especialista del mercado ganadero.

A diferencia de la producción granaria, los efectos de la falta de lluvias en la ganadería se perciben en el largo plazo, aunque algunas de sus consecuencias se podrán ver en 2022. El Mercado Rosario Ganadero (Rosgan) analizó este escenario y concluyeron que en el corto plazo, el golpe de la seca se amortiguará a partir de una mayor oferta de ganado, ante la necesidad de salida de la hacienda de los campos.

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En los próximos meses, crecerá entonces la oferta de vacas, impulsada por la flexibilización en el cupo de exportaciones, y también una oferta anticipada de terneros livianos, que abastecerá con celeridad el mercado interno. Más allá de esta explosión inicial, la entidad advirtió que puede caer la producción de carne, porque los terneros de reposición saldrán más livianos, y la falta de forraje causada por la sequía será un obstáculo para sumar más kilos a esos bovinos.

Además de la falta de pasturas, el otro factor que presionará a los ganaderos es el precio del maíz. Las proyecciones privadas sostienen, por el momento, que se perderán 8 millones de toneladas, situación que además de generar faltantes, imprimirá una tensión alcista en su cotización. De acuerdo a la Cámara Argentina de Feedlot (CAF), el maíz a principios de enero cotizaba en $23.000 la tonelada y. en el transcurso de febrero, subió a $24.500 por tonelada. Para marzo y abril se espera que supere la barrera de los $26.000.

Los valores de la hacienda de consumo en Liniers  transitan un sendero de firmeza, con cotizaciones que promedian los $275 y en el caso de lotes de muy buena calidad entre $280 y $285. Tal como anticipó este medio, los consignatarios esperan que novillitos y vaquillonas superen la barrera de los $300, situación que tendrá un nuevo traslado de precios a los mostradores.

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