En Buenos Aires le dicen «no» al trigo transgénico HB4 

El trigo transgénico avanza sobre miles de hectáreas en Argentina, mientras que la provincia de Buenos Aires rechaza rotundamente su aprobación. La polémica crece.

Esta nueva variedad es el resultado de la incorporación del gen HB4 del girasol al trigo y que se viene empleando desde hace dos años al menos. En su momento se anunció como una semilla que tiene un rendimiento superior en un 22% (se busca producir más en menos tiempo) y una mayor resistencia a la falta de humedad producto de las sequías.

Lejos de la épica con la que el gobierno y sus medios afines presentaron la decisión, el rechazo por parte de organizaciones ecologistas, sociales y políticas no se hizo esperar. Desde estos sectores denuncian la falta de evaluaciones de impacto ambiental en todos los biomas o de ensayos a largo plazo sobre los efectos crónicos y cancerígenos dado que la legislación no los exige. Advierten además sobre el peligro del deterioro de los suelos y la posibilidad de que se impida el crecimiento natural de brotes sin la “ayuda” de agrotóxicos.

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Buenos Aires se opone al HB4

El Juzgado de Responsabilidad Penal Juvenil 2 de Mar del Plata hizo lugar a una medida cautelar prohibiendo el trigo transgénico HB4 que había sido solicitada por más de 40 organizaciones, entre comunidades indígenas, asambleas de Pueblos Fumigados y emprendimientos de la agricultura familiar.

El fallo firmado por el juez Néstor Salas y su auxiliar letrado Carlos Ariel Genovese ordena la «prohibición temporal en todo el territorio de la Provincia de Buenos Aires del uso y liberación a cielo abierto de la variedad exótica de Trigo Modificado Genéticamente IND-00412-7».

El cultivo en todo el país del trigo HB4 fue autorizado en octubre del 2020 por el Estado Nacional a través de las Resoluciones Nº41/20 y 27/22 de la Secretaría de Alimentos y Bioeconomía del Ministerio de Agricultura de la Nación.

El juez estableció la medida cautelar «hasta tanto se implemente la Comisión de Biotecnología y Bioseguridad Agropecuaria en el ámbito provincial, coordinada por el Ministerio de Gobierno, con el objeto de elaborar un informe con sus recomendaciones, respecto a la introducción y liberación de material transgénico y anabólicos, sus efectos en los recursos naturales, la salud y la producción y la comercialización, conforme lo edicta la Ley 12.822».

El cultivo de trigo HB4, desarrollado por la empresa biotecnológica Bioceres, en colaboración con la Universidad Nacional del Litoral y el Conicet, fue modificado genéticamente para que sea capaz de tolerar situaciones de sequía y resista al glufosinato de amonio, un herbicida al que la Organización Mundial de la Salud (OMS) califica como «moderadamente peligroso».

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Entre la duda y la realidad

Bajo el título «La aprobación comercial del trigo HB4. Una invención científica nacional y un riesgo económico extraordinario», quince entidades, Bolsas y cámaras del sector elaboraron un comunicado luego de conocerse el anuncio. El escrito:

En primer lugar reiteraremos que los representantes de la cadena del trigo en Argentina apoyamos la ciencia nacional, la innovación tecnológica y los servicios que se siguen realizando en nuestro país, con vocación de aportar al desarrollo económico y social, y protegiendo el ambiente.

El trigo HB4, desarrollado por la empresa argentina Bioceres junto con la multinacional francesa Florimond Desprez, es un cultivo modificado genéticamente para ser tolerante a la sequía y resistente al herbicida glufosinato de amonio, un veneno más tóxico que el glifosato.

El año pasado, se sembraron en Argentina unas 6.000 hectáreas de trigo HB4, de acuerdo a lo que informó Bioceres. Como resultado, se estima que a fines del año pasado se cosecharon y acopiaron unas 17.000 toneladas. En el año 2021, volvió a sembrarse en Buenos Aires, La Pampa, Córdoba, Santa Fe y Santiago del Estero, de acuerdo a lo que publicita la empresa en sus redes sociales. También anunciaron su cultivo en el Noreste argentino. No hay precisiones sobre la cantidad de hectáreas ni los lugares de acopio. El Ministerio de Agricultura de la Nación no respondió a las consultas sobre este tema. Tampoco Bioceres.

La situación preocupa por el riesgo de que el trigo transgénico contamine al resto de los trigos, algo que en la naturaleza es imposible de controlar y, además, es irreversible. Así lo advierten especialistas, organizaciones sociales y la Federación de Centros y Entidades Gremiales de Acopiadores de Cereales, que ya presentaron demandas en juzgados federales y provinciales.

La contaminación de un cultivo a otro se produce por fecundación cruzada (uno no transgénico se cruza con uno que sí lo es) o por mezcla de semillas. En el caso del trigo, lo más común es que se produzca al mezclarse las semillas durante la cosecha (porque se utilizan las mismas máquinas para distintos cultivos), en el transporte o en el acopio. Aves y ratones, entre otros animales, también contribuyen a la contaminación al llevar semillas de un campo a otro. “Eso ya pasó con los otros cultivos transgénicos. No hay manera de controlarlo”, afirma el investigador brasileño Rubens Nodari, del programa de Graduados en Recursos Genéticos Vegetales de la Universidad Federal de Santa Catarina.

Hasta el momento, ninguna multinacional del agronegocio había conseguido que se apruebe un trigo transgénico. Esto se debe al fuerte rechazo por parte de los consumidores a nivel mundial a alimentarse con harina transgénica y sus derivados. Por eso es que las cámaras de acopiadores y de la industria molinera, tanto en Brasil como en la Argentina, pusieron el grito en el cielo al conocer la noticia hace ya dos años

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