La temporada otoño – invierno es un momento donde los cambios en los cultivos son más marcados y obvios, y con la llegada de los días fríos y cortos, hay que recurrir a técnicas auxiliares para incrementar la producción.

En esta época del año la huerta requiere trabajo y dedicación: hay que realizar tareas de cosecha y conservación, desmalezado, preparación de tablones o surcos, preparación de plantines, trasplantes, siembra de las especies de invierno. Así también tareas como la recolección y acondicionamiento de abono compuesto y lombricompuesto y reconstrucción de la abonera; preparación de túneles, podas, plantación de árboles y arbustos. Este es el momento de reparar cercos, sistema de riego, herramientas, maquinarias y galpones, así como la ampliación de la superficie de cultivo.

La huerta en casa es una tendencia que creció por la idea de cultivar los alimentos para autoconsumo. Por este motivo desde el INTA brindaron una serie de recomendaciones para la próxima temporada de producción. Para una huerta es importante tener en cuenta las fechas de siembra, profundidad y cantidad de semillas, ubicación y protección de las plantas, entre los puntos destacados.

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Fecha de siembra

A la hora de realizar la huerta para la temporada otoño-invierno es importante tener determinados recaudos. La especialista del INTA AMBA, Verónica Mautone señaló que para manejar una huerta agroecológica es relevante tener en cuenta la fecha de siembra. “Cada especie tiene su calendario de siembra y esto depende de la zona”, agregó.

Al mismo tiempo, explicó que, si se retrasa la fecha, se corre el riesgo de que se presenten adversidades climáticas para el normal crecimiento y desarrollo de las plantas. “Puede repercutir negativamente en el órgano a formar y en el tamaño final del producto a cosechar”, recalcó.

¿Qué sembrar?

Otro punto importante es que especie implantar. Mautone explicó que existe una gran cantidad de especies que se podrán sembrar en la temporada otoño-invierno.

Entre ellas se encuentran: acelga, achicoria, ajo, alcaucil, apio, arveja, cebolla, cebolla de verdeo, cilantro, espinaca, habas, hinojo, lechuga, perejil, puerro, rabanito, remolacha, rúcula y zanahoria.

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¿Hacer almácigos?

Una pregunta frecuente a la hora de realizar una huerta, es si antes hay que hacer un almácigo para luego trasplantar. Mautone sostuvo que la mayoría de las especies hortícolas pueden iniciarse en almácigo. Pero, aclaró: “No se recomienda en aquellas grandes y fáciles de manipular, como las habas y arvejas, o las que presentan dificultades en el trasplante como el perejil, rabanito, zanahoria, espinaca y rúcula”.

Cantidad de semillas y profundidad

Este punto, también, es crucial para obtener el máximo rendimiento. La especialista detalló que esta decisión dependerá del tamaño de las semillas. 

En el caso de las más pequeñas como la lechuga, hinojo o apio se siembran “al voleo” por toda la superficie, mientras que, las más grandes, como las habas y arvejas, se siembran “a golpe” colocando dos semillas por orificio, explicó Mautone.

“Es recomendable que la profundidad de siembra sea de 2 a 3 veces el tamaño de la semilla”, especificó. También recordó que, luego de la siembra, es necesario un riego generoso.

Ubicación

Desde el INTA destacaron que es importante tener en cuenta varios factores al momento de diseñar la huerta agroecológica en los hogares. “Uno de ellos, es la cantidad de horas de luz solar directa: cuanto mayor cantidad de horas de luz solar directa, mejor será el crecimiento y desarrollo de la planta”, aseguraron.

Disponibilidad de agua

Otro punto decisivo es la disponibilidad de agua y las características del suelo. “Un buen drenaje y contenido de materia orgánica, mediante abonado, favorecerá el adecuado crecimiento y desarrollo del cultivo”, detallaron desde el INTA.

Animales

Por otra parte, es importante proteger la huerta de diversos ataques. Por este motivo, se pide tener especial atención con la presencia de animales domésticos. Para evitar esta situación, se puede cercar la huerta con algún material como cañas, alambrado o maderas.

Distribución

Este aspecto es clave para la huerta, debido a la asociación y la rotación de cultivos. “La práctica de asociación consiste en combinar, de manera simultánea, cultivos de distintos requerimientos de nutrientes según el órgano de cosecha (raíz, hoja o fruto); el tamaño final de cada planta (para evitar el sombreado de unas con otras) y la familia botánica a la que pertenecen (evitar combinar especies de la misma familia)”, detallaron desde el INTA.

En cambio, la práctica de rotación se basa en alternar plantas de diversas familias botánicas y con distintas necesidades nutritivas. Esta decisión evita que el suelo se agote y que se perpetúen las enfermedades que afectan a un tipo de planta.

“Es importante incorporar alguna leguminosa como puede ser habas, porotos, arvejas o vicia, para mejorar la fertilidad del suelo”, destacaron desde el instituto.

Suelo, un aliado clave

“Resulta indispensable mantener la fertilidad del suelo para un buen crecimiento de las plantas y para un manejo sustentable de los recursos. A medida que cosechamos, vamos extrayendo nutrientes del suelo, por lo tanto, deberán reponerse a través de alguna práctica”, señaló Mautone.

Una práctica recomendable es agregar abonos orgánicos, ya que de esta forma se mejora la estructura del suelo y aumenta el contenido de materia orgánica. Para concluir, la especialista recomendó cubrir el suelo con material vegetal o acolchado, puede ser pasto seco o verde u hojas secas que caen en la temporada otoñal.

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