Cómo cultivar tomates

El tomate es un fruto que proviene de una planta perenne, ideal para ser cultivado al aire libre, en huertas, grandes canteros. Todo lo que necesitas saber lo vas a encontrar en esta entrada.

Si bien existe una temporada clave para producirlo, lo más ideal es realizarlo a principios de julio y se cosecha en noviembre. Si el cultivo se realiza bajo óptimas condiciones de clima y suelo, puede ser un cultivo anual.

El tomate es un cultivo de estación cálida. Las plantas de tomate necesitan, en promedio, 7-10 semanas desde el trasplante hasta la cosecha. 

Normalmente, el cultivo de tomate se realiza a partir de semillas (híbridos), y se espera que crezcan las plántulas jóvenes y estén listas para el trasplante en tierra o contenedores, siempre y cuando se haya preparado un terreno óptimo, con un suelo bien trabajado. 

De todas maneras, para el cultivo del tomate existen varias formas:

Cultivo de tomates a partir de semillas

Si se decide cultivar tomates a partir de semillas, hay algunos datos que debe saber. Primero, las semillas de tomate requieren una temperatura de al menos 21°C para germinar. En segundo lugar, las semillas necesitan tener niveles óptimos de humedad para germinar. También tenemos que conocer la variedad de tomate a reproducir y la profundidad donde vamos a depositar la semilla.

El cultivo de tomates a partir de plántulas no injertadas

Otro de los métodos utilizados para reproducir una planta de tomate es cultivarlo a partir de plantas no injertadas. Si seguimos este método, es crucial elegir cuidadosamente la variedad de tomate que vamos a plantar, de esta manera tendremos referencia de los requerimientos propios de la variedad.

Reproducir tomates a partir de plántulas injertadas

Para reproducir una tomatera, actualmente se emplea la técnica de usar plántulas de tomate injertadas. En pocas palabras, el injerto es una técnica de uso común a través de la cual unimos partes de dos plantas diferentes, para que crezcan como una sola planta.  Si al injerto lo realizamos de manera correcta, lograremos una planta que combina todas las ventajas de sus diferentes componentes

Distancia entre plantas de tomate

El marco de plantación está dado en función del tamaño de la planta y la variedad, y está generalmente en 1,5 metros entre líneas y 0,5 metros entre plantas. Si las plantas son medianas se debe considerar 2 plantas por metro cuadrado con marcos de 1m x 0,5m.

Cuando se entutoran las plantas con perchas, las líneas deben ser “pareadas” para poder pasar las plantas de una línea a otra formando una cadena sin fin. Se deben dejar pasillos amplios para la bajada de perchas (aproximadamente de 1,3m) y una distancia entre líneas conjuntas de unos 70cm.

Poda

Es una práctica imprescindible para las variedades de crecimiento indeterminado. Se realiza a los 15-20 días del trasplante cuando aparecen de los primeros tallos laterales. Se eliminan tallos y las hojas más antiguas, mejorando así la aireación del cuello y facilitando la realización del aporcado. Asímismo, se determina el número de brazos (tallos) a dejar por planta.

Son frecuentes las podas a 1 o 2 brazos, aunque en tomate tipo Cherry se suelen dejar hasta 3 y 4 tallos.

Aporcado y rehundido

El aporcado consiste en cubrir la parte inferior de la planta con arena tras la poda de formación (suelos enarenados). El fin de esta labor es favorecer la formación de un mayor número de raíces.

El rehundido es una variante del aporcado. Se lleva a cabo doblando la planta, tras haber sido ligeramente rascada, hasta que entra en contacto con la tierra. Entonces se cubre ligeramente con arena, dejando fuera la yema terminal y un par de hojas.

Entutorado

Es una práctica imprescindible para mantener la planta erguida y evitar que las hojas, y sobre todo los frutos, toquen el suelo. De este modo, se mejora la aireación general de la planta y se favorece el aprovechamiento de la radiación y la realización de las labores culturales (destallado, recolección, etc.). Todo ello, repercute en la producción final, calidad del fruto y control de enfermedades.

La sujeción suele realizarse con hilo de polipropileno (rafia), el cual se sujeta de una extremo a la zona basal de la planta (liado, anudado o sujeto mediante anillas) y de otro a un alambre situado a determinada altura por encima de la misma (1,8-2,4m sobre el suelo). Conforme la planta va creciendo, se va liando o sujetando al hilo tutor mediante anillas, hasta que alcanza el alambre. A partir de este momento, existen tres opciones:

  1. Bajar la planta descolgando el hilo: Esta práctica conlleva un coste adicional de mano de obra. El mecanismo de sujeción utilizado en este sistema se denominada “holandés” o “de perchas”. Consiste en colocar perchas con hilo enrollado alrededor de ellas en la parte superior e ir soltándolo conforme la planta va creciendo. La planta se sujeta al hilo mediante clips.De esta forma, la planta siempre se desarrolla en sentido vertical recibiendo el máximo de luminosidad, por lo que la calidad del fruto mejora y la producción aumenta.
  2. Dejar que la planta crezca cayendo por la propia acción de la gravedad.
  3. Dejar que la planta crezca horizontalmente sobre los tutores. Estos tutores forman cuadrículas a lo largo de la línea de cultivo. La planta se va asegurando a los tutores mediante la utilización de anillas.

Destallado

Consiste en la eliminación de brotes axilares para mejorar el desarrollo del tallo principal. Debe realizarse con la mayor frecuencia posible (semanalmente en verano-otoño y cada 10-15 días en invierno) para evitar la pérdida de biomasa fotosintéticamente activa y la realización de heridas.

Los cortes deben ser limpios para evitar la posible aparición de enfermedades. En épocas de riesgo, es aconsejable realizar un tratamiento fitosanitario con algún fungicida-bactericida cicatrizante, como pueden ser los derivados del cobre.

Deshojado

Es recomendable eliminar las hojas más antiguas para facilitar la aireación y mejorar el color de los frutos y las hojas enfermas deben sacarse inmediatamente.

Despunte de inflorescencias y aclareo de frutos

Ambas prácticas adquirieron mayor importancia con la introducción del tomate en racimo. Se realizan con el fin de homogeneizar y aumentar el tamaño de los frutos restantes, así como su calidad.

En general, se pueden distinguir dos tipos de aclareo:

  • Aclareo sistemático: Tiene lugar sobre los racimos. Se deja un número de frutos fijo, eliminando los frutos inmaduros mal posicionados.
  • Aclareo selectivo: Tiene lugar sobre los frutos que reúnen determinadas condiciones independientemente de su posición en el racimo. Pueden ser frutos dañados por insectos, deformes y los de reducido calibre.