Con récord de razas, remates firmes y un salto tecnológico en marcha, la Exposición Rural muestra una ganadería más precisa, conectada y competitiva.
La 137ª Exposición Rural de Palermo arrancó con aire renovado y un ánimo distinto: precios firmes, alta participación y fuerte demanda por genética de calidad. Más de 2.200 animales de 24 razas bovinas y más de 500 expositores reflejan una ganadería que busca competir no solo en la pista, sino también en los mercados globales.
La estrella de esta edición es la genómica, que permite seleccionar animales no solo por su aspecto, sino por su potencial productivo respaldado por datos concretos. “Hoy, un ganadero no compra un toro sin información”, afirman desde las asociaciones. La precisión genética, el consumo residual, las emisiones de metano y los bancos de datos con miles de animales genotipados ya son parte del nuevo lenguaje del sector.
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Las principales razas —Angus, Hereford, Braford y Brangus— compiten con animales cada vez más medidos, evaluados y adaptados a distintos ambientes. Se destacan programas que cruzan información molecular y fenotípica, sistemas de implantación de embriones en distintos puntos del país y estudios que miden adaptación al calor o resistencia a enfermedades como la garrapata.
En este contexto, la ganadería argentina muestra su potencial como industria de conocimiento y valor agregado. Desde Santiago del Estero hasta la Patagonia, nuevas cabañas debutan en Palermo con tecnología de punta y una meta común: producir más y mejor, con eficiencia, sustentabilidad y datos que lo respalden.