Cuando esto se combina con usos del fuego habituales -como por ejemplo para controlar la vegetación- y un clima que favorece (la expansión del fuego), la mezcla puede llegar a ser explosiva.
Si bien pinos y eucaliptos son especies pirófitas, es decir, adaptadas al fuego, también son fuente de combustible. Su madera, hojas y aceites esenciales son altamente inflamables, lo que contribuye a la propagación de los incendios. Sin embargo, estas mismas características les permiten regenerarse rápidamente después del fuego, estableciendo un ciclo de vida particular.
La práctica de plantar grandes extensiones con una sola especie de árbol, a menudo altamente inflamable, aumenta significativamente el riesgo de incendios forestales devastadores.
La capacidad de pinos y eucaliptos para sobrevivir a los incendios forestales no se debe a una inmunidad al fuego, sino a adaptaciones evolutivas que les permiten aprovechar estos eventos como parte de su ciclo de vida.
¿Por qué los pinos y eucaliptos toleran el fuego?
- Corteza gruesa y resistente: Muchas especies de pinos tienen una corteza gruesa y llena de resinas que actúa como un aislante térmico, protegiendo las capas internas del árbol del calor del fuego.
- Yemas protegidas: Las yemas de los pinos, de donde brotarán nuevas ramas, se encuentran protegidas en la copa del árbol o cerca del suelo, lo que las resguarda del fuego directo.
- Semillas adaptadas: Las piñas de los pinos son como cápsulas que se abren con el calor del fuego, liberando las semillas que encuentran un suelo limpio y enriquecido por las cenizas, listo para germinar.
- Raíces profundas: Los sistemas radiculares de los pinos y eucaliptos suelen ser profundos, lo que les permite acceder a agua y nutrientes incluso después de un incendio.
- Brotación rápida: Después de un incendio, muchas de estas especies tienen la capacidad de rebrotar rápidamente desde las raíces o las yemas que han sobrevivido al fuego.
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¿Por qué se les considera «amantes del fuego»?
- Eliminación de competencia: Los incendios forestales eliminan la vegetación competidora, dejando a los pinos y eucaliptos con más espacio y recursos para crecer.
- Renovación del suelo: Las cenizas resultantes de un incendio aportan nutrientes al suelo, lo que favorece el crecimiento de las nuevas plántulas.
- Dispersión de semillas: Como ya mencionamos, el calor del fuego ayuda a abrir las piñas y dispersar las semillas, lo que garantiza la continuidad de la especie.
¿Por qué se les relaciona con los incendios forestales?
Si bien los pinos y eucaliptos están adaptados al fuego, es importante aclarar que ellos no causan los incendios. Sin embargo, su presencia en grandes extensiones puede contribuir a la propagación de los incendios debido a:
- Alta inflamabilidad: Las hojas y ramas secas de estas especies son altamente combustibles, lo que facilita la propagación del fuego.
- Producción de aceites esenciales: Algunas especies de eucaliptos producen aceites esenciales altamente inflamables, lo que aumenta el riesgo de incendios.
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Cómo conclusión, los pinos y eucaliptos han desarrollado adaptaciones que les permiten sobrevivir y prosperar en ecosistemas propensos a incendios forestales. Sin embargo, es importante gestionar adecuadamente las plantaciones de estas especies para minimizar el riesgo de incendios forestales y preservar la biodiversidad.