24-04-24 |

Caracoles y babosas, huéspedes indeseados en la huerta

Las plagas en plantas no siempre son imperceptibles. A veces, los insectos grandes también se apoderan de ellas, como los caracoles y babosas. 

La compañía de caracoles y babosas en la huerta, es un clásico en temporada de otoño. Estos moluscos se alimentan de las plantas, tanto de sus hojas y tallos como de las flores y sus frutos, lo que hace que el jardín o el huerto estén deslucidos y nos quedemos sin nuestros alimentos, en el caso de las huertas.

Proliferan fácilmente cuando se dan las condiciones idóneas para ellos, como son las épocas húmedas y con temperaturas medias, por eso la primavera y el otoño son épocas en las que podemos verlos más, mientras que durante los periodos fríos o muy calurosos estarán aletargados.

Los caracoles y babosas suelen buscar lugares oscuros, frescos y húmedos para cobijarse, salen a alimentarse por las noches y prefieren los brotes nuevos y tiernos, aunque también atacan las raíces. Es por eso que los planteles y plantas más jóvenes suelen ser sus principales objetivos.

Los caracoles adultos son hermafroditas (aunque no pueden autofecundarse) y son capaces de llegar a poner unos 100 huevos cada mes.

En el otoño, al disminuir las horas de luz solar junto a las temperaturas y persistir las lluvias, se dan condiciones muy apropiadas para la actividad de caracoles y babosas, que pueden afectar varios cultivos en la huerta y plantas en los jardines.

Aun así, con un enfoque agroecológico pueden implementarse varias estrategias y técnicas para mermar sus efectos dañinos.

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Enfoque agroecológico para combatir babosas y caracoles

– Preservar enemigos naturales de caracoles y babosas, como lo son sapos y ranas, tortugas, escarabajos, gallinas, patos y pájaros, permite regular las poblaciones de caracoles y babosas.

– Utilizar riego por goteo y regar en la mañana temprano. De esta forma se restringen las zonas húmedas en donde permanecen babosas y caracoles.

– Asociar plantas que repelen a estos moluscos, con aromáticas como romero, lavanda, mostaza, salvia u ornamentales (geranios, taco de reina).

– Igualmente, hay plantas que caracoles y babosas utilizan como refugio o prefieren como alimento (sansivieria, lazos de amor, crasas, acelga, remolacha) por lo que es beneficioso observarlas. También es conveniente revisar los sitios más sombríos y húmedos de los alrededores de la huerta, donde suelen refugiarse durante el día.Se debe remover la tierra en estos lugares porque es donde más probablemente depositan sus huevos, lo cual provocará su desecación y es una forma más de controlar dicha población.

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– Cuando el ataque es serio, pueden implementarse barreras y trampas a los fines de disminuir el efecto dañino. Una opción es atraerlos a determinados sitios para luego recolectarlos manualmente es posible con cerveza o preparado de agua, azúcar y levadura en un recipiente enterrado al ras del suelo y cubierto con algún objeto para mantenerlo sombrío durante el día. También puede empaparse un trapo con cerveza o leche, y luego recoger los caracoles y babosas que fueron atraídos hasta él. Revisar diariamente, por la mañana temprano, o por la noche. Las cáscaras de papas semienterradas o cáscaras de naranja también atraen a caracoles y babosas, por lo que pueden recolectarse en esos puntos.

– Otra estrategia es utilizar barreras que impidan el acceso a las plantas cultivadas, como rodear los cultivos con cintas de cobre durante la época que mayor actividad presentan. También es una posibilidad espolvorear cenizas, arena, tierra de diatomeas o polvo de cáscaras de huevo alrededor de las plantas cultivadas. Esto funcionará mientras permanezcan secas, una vez que esta barrera se humedece pierde su efecto.

– Repeler con preparados caseros, como puede ser un macerado de 4 dientes de ajo triturados en un litro de agua hirviendo. Dejar reposar todo un día, colar y diluir esa preparación en un litro de agua. Aplicar pulverizando sobre las plantas atacadas.

Conocer bien a las babosas y a los caracoles

Es primordial reconocer el rol de estos moluscos en el ecosistema huerta-jardín, ya que forman parte de la cadena alimenticia de otras especies (aves, reptiles) y su desplazamiento también contribuye a la vida en el suelo, por lo que su presencia en niveles poblacionales equilibrados es importante. 

Analía GOPAR , Omar Alejandro MELIS , Marcelo Ruben REAL ORTELLADO , Edición: Área de Comunicación EEA INTA Anguil

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