Cuando preparas algo por ti mismo te invade una sensación indescriptible, por eso vamos a elaborar queso fresco en tu propia casa. Tendrás un producto buenísimo que podrás combinar con una gran variedad de ingredientes. ¿Te atreves?
El queso fresco, también conocido como queso blanco, es un tipo de queso que se caracteriza por su sabor suave y fresco, su textura cremosa y su bajo contenido de grasa en comparación con otros quesos. Es un ingrediente muy versátil en la cocina y se puede utilizar en una gran variedad de platos.
Características del queso fresco:
- Sabor: Suave, fresco y ligeramente ácido.
- Textura: Cremosa, suave y untable, aunque puede variar dependiendo del método de elaboración y del tiempo de prensado.
- Color: Blanco o ligeramente amarillento.
- Contenido de grasa: Bajo a moderado, lo que lo convierte en una opción más saludable que otros quesos más grasos.
Te dejamos una receta sencilla para hacer queso fresco en casa:
Ingredientes:
- 1 litro de leche entera (preferiblemente fresca y no UHT)
- 1/4 taza de vinagre blanco o zumo de limón (puedes necesitar un poco más)
- 1 cucharadita de sal (o al gusto)
Utensilios:
- Olla grande
- Colador
- Tela de quesero o un paño de cocina limpio y fino
- Bol grande
Preparación:
- Calentar la leche: Vierte la leche en la olla y caliéntala a fuego medio. No dejes que hierva, solo que esté caliente al tacto (alrededor de 85°C). Si tienes un termómetro de cocina, puedes usarlo para controlar la temperatura.
- Añadir el ácido: Una vez que la leche esté caliente, añade el vinagre o el zumo de limón poco a poco, mientras remueves suavemente. Verás que la leche empieza a cortarse, separándose en cuajo (la parte sólida) y suero (el líquido).
- Dejar reposar: Retira la olla del fuego y deja reposar la mezcla durante unos 10-15 minutos, para que el cuajo se separe completamente del suero.
- Colar el queso: Coloca el colador sobre el bol y cubre el colador con la tela de quesero o el paño de cocina. Vierte la mezcla de leche cortada en el colador. Deja que el suero se filtre a través de la tela, recogiendo el cuajo en el paño.
- Escurrir y prensar: Cuando la mayor parte del suero haya escurrido, ata las puntas de la tela o el paño formando una bolsa. Puedes dejarla escurrir así durante un par de horas para un queso más húmedo, o puedes colocar un peso encima (por ejemplo, un libro o una lata llena) para prensar el queso y que quede más seco. Cuanto más tiempo lo prenses, más firme quedará el queso.
- Salpimentar y servir: Una vez que el queso tenga la consistencia deseada, retíralo de la tela, añade la sal al gusto y mezcla bien. Ya está listo para disfrutar. Puedes comerlo fresco, añadirle hierbas o especias, o usarlo en tus recetas favoritas.

Consejos:
Si quieres hacer un queso con más sabor, puedes añadir hierbas frescas picadas (como perejil, cebollino o eneldo) o especias (como pimienta negra o pimentón) al queso después de salarlo.
queso fresco casero y con la que seguro que conseguiremos grandes recetas. ¡Animaros a hacerlo en casa!
Puedes usar leche de vaca, oveja o cabra, según tu preferencia. La leche entera dará un queso más cremoso.
Si no tienes tela de quesero, puedes usar una gasa o un paño de cocina de algodón limpio y fino.
El suero que sobra al hacer el queso es rico en nutrientes y se puede utilizar para hacer pan, sopas o batidos.