Con la llegada del frío, el ritmo de crecimiento de las plantas se ralentiza y los cultivos sufren los efectos del estrés derivados de las heladas. Sin embrago con algunas medidas claves se puede evitar.
Con la llegada del frío algunas plantas sufren deshidratación debido a que las raíces no son capaces de absorber el agua necesaria y se congelan los tejidos. Es por eso que según la FAO el daño que provocan las heladas a los cultivos no se debe a las bajas temperaturas sino principalmente a la formación de hielo extracelular dentro del tejido de la planta, provocando la salida de agua y dañando las células por la deshidratación.
Para proteger nuestros cultivos la primera medida a tener en cuenta es plantar cultivos propios del período otoño-invierno que son la cebolla, puerro, coliflor, brócoli, espinaca, escarola, remolacha, ajo, habas y arvejas. Otro de los aspectos sumamente importantes es la protección del suelo para mantener las raíces protegidas.
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Protección del suelo
Para mantener una temperatura adecuada y evitar el congelamiento es recomendable añadir a nuestro huerto un acolchado, que se puede realizar con una manta térmica (velo de hibernación) o con bolsas de residuos.
Las técnicas de protección se pueden dividir en métodos directos (o activos) e indirectos (o pasivos) que pueden considerarse según el tipo de heladas o fríos intensos que se produzcan en la zona donde se ubica el cultivo.
En el caso del método directo que suelen utilizarse en cultivos medianos o en invernaderos, es recomendable aplicar un e sistemas de riego por aspersores. Para aprovechar el calor, en el caso de jardines y terrazas, pueden utilizarse cubiertas plásticas temporales.
En cuanto al método indirecto, su principal característica es que el suelo sea cubierto por vegetación u hojas secas para que se aumente la temperatura del suelo.
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