¿Alguna vez te preguntaste cómo nace la nieve? En esta nota te revelamos todos los detalles de este mágico proceso.
La nieve, con su manto blanco y brillante, ejerce una fascinación particular tanto en niños como en adultos, evocando imágenes de paisajes invernales y juegos al aire libre. Este fenómeno meteorológico, caracterizado por la precipitación de cristales de hielo que se agrupan en copos, transforma el entorno con una belleza singular. En Argentina, la geografía diversa ofrece la oportunidad de presenciar este espectáculo natural en varias regiones, especialmente durante las estaciones de otoño e invierno.
Las provincias de la Patagonia, como Río Negro, Neuquén y Chubut, son destinos emblemáticos donde las nevadas suelen ser abundantes, cubriendo montañas, bosques y ciudades con un espeso manto blanco. Centros turísticos como Bariloche, San Martín de los Andes y Esquel se convierten en escenarios invernales de ensueño, atrayendo a visitantes que buscan disfrutar de deportes de nieve como el esquí y el snowboard, o simplemente contemplar la majestuosidad del paisaje nevado.
Más al norte, en la región de Cuyo, provincias como Mendoza y San Juan también pueden experimentar nevadas, especialmente en las zonas de mayor altitud de la Cordillera de los Andes. Estas nevadas, aunque a veces menos frecuentes que en la Patagonia, pintan de blanco los imponentes picos andinos, creando contrastes espectaculares con el paisaje circundante.
Incluso en la región central del país, en las Sierras de Córdoba y sierras de San Luis, las nevadas ocasionales durante el invierno pueden sorprender y transformar el paisaje serrano, ofreciendo postales invernales poco comunes pero igualmente encantadoras.
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¿Cómo se produce la nieve?

La nieve se produce cuando se dan las condiciones atmosféricas adecuadas para que el agua se congele y forme cristales de hielo que luego se agrupan para formar copos de nieve. Aquí te explicamos el proceso con todos los detalles.
- Enfriamiento del aire: Para que se forme la nieve, la temperatura en las capas altas de la atmósfera debe estar por debajo del punto de congelación del agua (0°C o 32°F). Cuanto más fría sea la temperatura, más fácil será que se formen los cristales de hielo.
- Presencia de humedad: Debe haber suficiente vapor de agua en el aire. Este vapor de agua se condensa alrededor de pequeñas partículas presentes en la atmósfera, como polvo, polen o sales marinas. Estas partículas actúan como núcleos de condensación o congelación.
- Formación de cristales de hielo: Cuando la temperatura es lo suficientemente baja, las moléculas de agua se adhieren a estos núcleos de congelación y se congelan, formando pequeños cristales de hielo. La forma de estos cristales hexagonales está determinada principalmente por la temperatura y la humedad del aire.
- Crecimiento de los cristales: A medida que los cristales caen a través de la nube, entran en contacto con más vapor de agua que se congela en su superficie, haciendo que crezcan.
- Formación de copos de nieve: Cuando varios de estos cristales de hielo chocan entre sí, se adhieren y forman copos de nieve. El tamaño y la forma de los copos dependen de la temperatura del aire y la cantidad de humedad que encuentren en su camino hacia el suelo. Temperaturas ligeramente por encima del punto de congelación pueden producir copos más grandes y húmedos, ideales para hacer muñecos de nieve.
- Precipitación: Cuando los copos de nieve se vuelven lo suficientemente pesados, caen al suelo debido a la gravedad, produciendo una nevada.
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Es importante destacar que, aunque las bajas temperaturas son cruciales, también se necesita humedad en el aire para que la nieve se forme. En regiones muy frías pero secas, como los Valles Secos de la Antártida, las nevadas son extremadamente raras debido a la falta de humedad.