El corazón de cerdo trasplantado a un paciente estadounidense a principios de este año en una operación histórica estaba infectado con un virus porcino. Esta pudo ser la causa del fallecimiento, apenas dos meses después de la intervención.
El pasado 7 de enero, un equipo de cirujanos trasplantó, con éxito, un corazón de cerdo modificado genéticamente a un hombre llamado David Bannett. Un importante avance médico y un paso más en el mundo de los xenotrasplantes, la implantación de un órgano de una especie a otra, para salvar vidas humanas.
La exitosa operación fue realizada en la Facultad de Medicina de la Universidad de Meryland (Estados Unidos). Ahora, el especialista Muhammad Mohiuddin, que participó en la operación, cuenta que esta no habría sido posible sin utilizar una mezcla de sustancias.
La compleja intervención, pionera en el mundo, demostró por primera vez que el corazón de un animal puede vivir en un ser humano sin un rechazo inmediato, según los expertos que la ejecutaron.
Según este médico especialista, fue necesario preparar el corazón trasplantado con una mezcla de sustancias que, además de cocaína, incorporaba dos hormonas: cortisol y adrenalina.
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Un desenlace lamentable
David Bennett Sr. estuvo al borde de la muerte en enero cuando recibió un corazón de cerdo editado genéticamente en un trasplante pionero entre especies que fue aclamado como un éxito. Pero unos 40 días después, Bennett, que tenía 57 años, empeoró. Después de dos meses estaba muerto.
En MIT Technology Review informan que el corazón de Bennett se vio afectado por el citomegalovirus porcino, una infección prevenible que está relacionada con efectos devastadores en los trasplantes.
La empresa de biotecnología que crió y diseñó a los cerdos, Revivicor, se negó a comentar y no ha hecho ninguna declaración pública sobre el virus.
La detección del virus del cerdo en el corazón de Bennett no es necesariamente una mala noticia para los xenotrasplantes. Si un virus porcino jugó un papel, podría significar que un xenotrasplante de corazón libre de virus podría durar mucho más. Algunos cirujanos creen que los últimos órganos modificados genéticamente podrían, en teoría, seguir funcionando durante años, y los procedimientos más rigurosos deberían poder detectar el virus.