Los residuos orgánicos que producimos en casa, son ideales para elaborar el compost casero, el mismo que podemos utilizar en la huerta para producir los alimentos.
“Es así que, para organismos internacionales y nacionales, es prioritario reducir, reutilizar y reciclar los residuos sólidos urbanos”, detalló Cuffaro. La ingeniera explicó que el 50% de la basura de nuestros hogares son orgánicos y biodegradables que pueden convertirse en enmiendas orgánicas.
Se pueden compostar residuos de la cocina y el jardín, evitando los alimentos de origen animal y procesado, restos sanitarios, heces de animales, plantas semilladas no deseadas, maderas tratadas con productos químicos y cenizas, a fin de obtener un producto inocuo y seguro.
Un compost de calidad agrícola debe estar libre de patógenos, sustancias fitotóxicas y metales pesados, baja cantidad de sales y debe asignarse un tiempo de compostaje.
“El lugar o recipiente que se utiliza para el compostaje puede ser abierto, semi abierto o cerrado con una profundidad o altura no mayor a 50 cm. Además, se recomienda tener una tapa no hermética para proteger el material de la lluvia, el sol directo, las heladas y garantizar la aireación. Por otra parte permite el drenaje de líquidos y evita el ingreso de animales”, dijo la especialista.
Equilibrio en el compostaje
Es necesario que exista un equilibrio entre sus componentes, se recomienda dos partes de residuos ricos en carbono (marrones y secos) por cada parte de residuos ricos en nitrógeno (verdes y húmedos).
El compost está listo cuando no se puede identificar el origen de los materiales, se encuentra a temperatura ambiente, tenga olor a tierra mojada, color oscuro y aspecto homogéneo que es cuando se estabiliza la materia orgánica. “Además de ser económico, el compost mejora la estructura del suelo, la aireación, provee nutrientes a las plantas”, aseveró Cuffaro.
Pro Huerta
Seguidamente, la ingeniera agrónoma Alicia Gadda, coordinadora del Pro Huerta del INTA Roldán, explicó que los principios ecológicos y los valores sociales de una huerta en casa “son las bases en las cuales se sustenta la agroecología”.
Su propósito es optimizar las interacciones entre las plantas, los animales, los seres humanos y el medio ambiente. Principalmente para obtener alimentos saludables y variados en un sistema alimentario justo y sostenible.
“A la hora de planificar una huerta, debemos imitar lo que ocurre en la Naturaleza. Por ende es fundamental no invertir el pan de tierra y mantener el suelo cubierto para mejorar la porosidad y conservar la humedad”, sostuvo.
Es necesario apuntar a la biodiversidad por medio de asociación de especies (aromáticas, flores, frutales) y rotación de cultivos. Esto mejora el aprovechamiento del espacio aéreo y del suelo, escalona los tiempos a la cosecha, beneficia la fertilidad del suelo y disminuye el ataque de insectos y de enfermedades.
La siembra en huertos
A la hora de sembrar, aconsejó almácigos cuando las semillas son muy chiquitas y plantas delicadas como por ejemplo cebolla, puerro, apio, repollo, tomate, pimiento, berenjena; a golpe cuando las simientes son grandes.
“Cuando la plántula esta crecida y tiene 3 ó 4 hojas verdaderas se pueda hacer el trasplante en diferentes recipientes con tierra”, destacó. Gadda recomendó hacer siembra escalonada (cada 15 días) para tener producción a lo largo del año.
En cuanto al control de insectos y enfermedades, la ingeniera sentenció: “Necesitamos insectos dañinos para tener benéficos, debemos replicar un sistema natural y no de laboratorio”, para ello recomendó monitorear, colocar trampas, incrementar la biodiversidad y aplicar productos naturales o biopreparados.
El diseño de la huerta puede ser de lo más variada en función del espacio disponible, directa en el suelo o en contenedores. Lo indispensable es la orientación norte sur y garantizar 4 a 5 horas de sol para las especies de hoja y más de 5 hs para frutales.