Con la asunción de Donald Trump como presidente de Estados Unidos en el horizonte, el sector argentino del biodiésel mantiene expectativas divididas sobre el impacto que podría tener su regreso en las exportaciones. Para este mercado, Estados Unidos es clave, y las sanciones impuestas por Trump en su anterior mandato han generado incertidumbre.
Luis Zubizarreta, presidente de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), ve una oportunidad para la reactivación del mercado, considerando que la buena relación entre Trump y el presidente argentino Javier Milei podría facilitar la reapertura del mercado. Argentina podría exportar unas un millón de toneladas de biodiésel anuales, lo que representaría una mejora significativa. A pesar de la incertidumbre, la Cámara de Biocombustibles ha venido impulsando conversaciones con la Cancillería para abordar este tema.
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El conflicto comercial comenzó en 2016, cuando los productores de biodiésel estadounidenses acusaron a Argentina de realizar prácticas de dumping, lo que llevó a la imposición de aranceles compensatorios de hasta el 72,28%. Mientras tanto, en la Unión Europea no existen cuotas, sino un volumen máximo de exportación de 1,2 millones de toneladas, cifra que Zubizarreta considera relevante. En cuanto a las exportaciones, se espera que un flujo adicional a Estados Unidos y Europa revitalice la industria argentina.
A pesar de la optimista perspectiva de Carbio, el analista Claudio Molina es más escéptico, señalando que Trump probablemente no cambiará las condiciones actuales, limitando las posibilidades de un ingreso masivo de biodiésel argentino al mercado estadounidense.
En el plano interno, el Congreso argentino considera aumentar el corte de biodiésel hasta un 15% en 2027, lo que podría generar más actividad en la industria nacional, aunque algunos sectores proponen posponer este aumento hasta 2027. Federico Martelli, de Cepreb, destaca la importancia de fortalecer el mercado interno del biodiésel ante la incertidumbre internacional.
Otro aspecto relevante es la producción de combustibles sustentables para aviones, que podría convertirse en una oportunidad para la Argentina, con inversiones como la de Bahía Energía, que planea producir bioetanol y SAF (combustible sostenible para aviación) en Buenos Aires.
Este potencial mercado de SAF podría disparar la demanda global, y la Argentina, con su capacidad de producción de biodiésel y bioetanol, está en una posición estratégica para aprovechar esa oportunidad.
Fuente: Diario La Nación – Gabriela Origlia