La conservación de los alimentos es una de las tecnologías más antiguas utilizadas desde la antigüedad para evitar su deterioro. Los métodos útiles para ello han sido muchos y variados.
Unos recurren a la aplicación de sustancias químicas (conservantes alimentarios) y otros consisten en la aplicación de tratamientos capaces de alargar la vida útil: ebullición, congelación, refrigeración, pasteurización o deshidratación, entre otros.
Conservar los alimentos sin comprometer su sabor ni su inocuidad es uno de los principales objetivos en seguridad alimentaria. Para ello, se utilizan aditivos como los conservantes, sustancias químicas que podrían combinarse con el uso de ingredientes naturales procedentes de alimentos como el té verde o las semillas de uva en su papel conservador.
La aplicación de los avances químicos en la nutrición es algo que está a la orden del día desde hace muchos años, tantos que ya casi se nos ah olvidado que existen sustancias naturales que pueden igualar a las químicas en cuanto a los efectos que poseen, y mejorar nuestra salud de manera considerable. Por este motivo, y para que podamos elegir otros métodos de conservación vamos a citar a continuación algunos métodos naturales de conservación de los alimentos.
Desde hace siglos en la cocina se han utilizado sustancias habituales a la hora de cocinar para conservar el resto de los alimentos. Lo importante es saber cómo aplicar estas sustancias a la hora de conseguir mantener los alimentos perfectos por más tiempo, ya que no sirve simplemente con añadirlos al resto de alimentos que queremos conservar, sino que es necesario que controlemos los pasos a dar.
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La sal es uno de los conservantes naturales más utilizados desde tiempos inmemoriales, ya que mantener los alimentos en salazón era una de las mejores maneras de evitar la putrefacción de carnes y pescados cuando no existía el congelado ni la refrigeración. La sal lo que hace es aplicarse enteramente sobre el alimento a conservar con la finalidad de deshidratarlo y así evitar la parición de bacterias y mohos que son los encargados de estropear ese alimento. Para que la sal extraiga el agua de los alimentos por completo es necesario que utilicemos grandes cantidades de la misma, y que cubramos el alimento por completo con ella.
El vinagre es otro conservante utilizado desde hace siglos en la preservación de los alimentos. Hay que tener en cuenta que este líquido contiene ácido acético que tiene la cualidad de acabar matando los microbios que afectan a los alimentos y que aceleran su deterioro. El vinagre se usa para hacer las conocidas como salmueras a través de las que se conservan sobre todo vegetales y frutas. Aunque hay que tener en cuenta que el tiempo que dura esta forma de conservar los alimentos no es tan grande como el salazón.
Al igual que la sal, el azúcar es otro conservante natural que se utiliza mucho a la hora de evitar que las bacterias y microorganismos plaguen los alimentos y aceleren su deterioro. La función que tiene el azúcar es la misma que la de sal, es decir, absorber todo el líquido de los alimentos para así, mediante la deshidratación conseguir una perfecta conservación. Lo que sucede es que el sabor que transmite al alimento es dulce, por lo que esta técnica se utiliza más en frutas.
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Otro alimentos o condimentos como la cebolla o el romero entre otros, se utilizan a la hora de conservar por su alto poder antioxidante, ya que previenen el deterioro de los alimentos al entrar en contacto con la acción directa del aire. Esta forma de preservar los alimentos no es demasiado duradera, pero es buena para alimentos que guardamos de un día para otro o por periodos muy cortos. Existen otros muchos conservantes naturales, pero nosotros hemos querido citar a estos en esta ocasión.
Romero. Sirve como antioxidante y evita la oxidación de los ingredientes. Es efectivo para retener el color y el sabor.
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