El rol en la agricultura de la Mujer Rural

    Debido al nivel de fuerza física que suele ser necesario en la actividad agrícola, es común que se suponga que ésta se vea realizada principalmente por hombres. Sin embargo, la mujer cumple un rol sumamente significativo en la agricultura, sólo que su labor ha sido “invisibilizado”.

    A pesar de que nuestro país haya progresado en cuanto a la igualdad de género durante los últimos años desde el ámbito legal con la aprobación de diversas leyes, aún se mantienen ciertas indiferencias con respecto a la mujer rural. Una encuesta realizada  en hogares rurales en las provincias de Chaco, Mendoza, Santa Fe y Santiago del Estero (EHR 2003) estimó que la mano de obra femenina cuenta con una fuerte participación de un 48% en el sector agrícola. No obstante, los ingresos de las mujeres son mucho menores que los de los hombres. Esta diferencia puede tratar de justificarse por su elección de ocupación, ya que es probable que éstas busquen trabajos de tiempo parcial para así tener tiempo de realizar tareas domésticas.

    El papel femenino en la agricultura repercute en diversos ámbitos, desde la producción y comercialización hasta labores de índole hogareña. Un estudio realizado por la UNESCO y la Unidad para el Cambio Rural (UCAR) manifestó que: “Las mujeres en el campo tienen una intensa carga de trabajo, tanto por el rol que se les asigna –y que ellas asumen con naturalidad– como responsables de las tareas domésticas y de cuidado, por la responsabilidad sobre tareas productivas dentro de las unidades familiares, fundamentalmente para el autoconsumo y la venta de excedentes, así como por la participación en espacios comunitarios.

    Estas actividades sostienen las economías familiares, más aún cuando sus compañeros migran por períodos prolongados. Esta ausencia intensifica sus responsabilidades al frente del hogar y la necesidad de generar alternativas de ingresos a través de emprendimientos, búsquedas de canales de comercialización, agregado de valor y participación en las organizaciones”.

    Debido a esto, numerosas asociaciones e instituciones buscan fomentar la situación de estas mujeres para que éstas puedan contar con una realidad más digna y favorable. Un claro ejemplo es la Asociación de Mujeres Rurales Argentinas Federal (AMRAF), la cual se encarga de luchar por los derechos de estas arduas trabajadoras.

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