La mancha negra obligó a que durante 2020 los envíos destinados al viejo continente tengan que ser redistribuidos. El INTA brindó recomendaciones para mitigar las pérdidas producto.
La producción de limones atraviesa un momento complejo al tener que suspender las exportaciones por la presencia de una enfermedad.
Desde el INTA señalaron que es una enfermedad compleja y de difícil detección a campo. La mancha negra es ocasionada por el hongo Phyllosticta citricarpa y genera preocupación en el sector.
Argentina ya exportó el 80 % de los envíos destinados a Europa cuando se detectó la presencia de mancha negra. La enfermedad obligó a suspender la comercialización ante el incumplimiento del acuerdo sanitario con la Unión Europea.
“Es clave el conocimiento de la biología de la enfermedad para establecer las medidas más apropiadas para su manejo y control”, aseguró Soledad Carbajo, especialista del grupo de investigación en citricultura del INTA Famaillá, Tucumán.
Los técnicos señalaron la importancia de realizar monitoreos permanentes para detectar la presencia del hongo. Detectar con tiempo la enfermedad permite que el manejo sea más fácil.
“A pesar de numerosos esfuerzos, muchas veces no se logran niveles satisfactorios de control y la enfermedad se manifiesta en lotes donde está presente el hongo”, explicó Carbajo. Para evitar la enfermedad se recomienda eliminar la hojarasca o acelerar su descomposición, realizar podas sanitarias, evitar el traslado de ramas o cualquier material cítrico de un lugar a otro y eliminar frutos que hayan quedado sin cosechar.
Por su parte, los técnicos señalaron que los aspectos epidemiológicos que favorecen el incremento de la enfermedad son el largo periodo de caída de hojas y liberación de ascosporas, presencia permanente de fuente de inóculo y tejido susceptible, largo período de latencia de la enfermedad (manifestación de síntomas) y dificultad en el diagnóstico
“Una vez establecida la enfermedad en una quinta, la erradicación del hongo se considera imposible”, explicó, Blanca Canteros, investigadora del INTA Bella Vista, Corrientes.
Por su parte, los técnicos del Senasa explicaron que para conocer y manejar la enfermedad es importante saber que el patógeno desarrolla dos estructuras infectivas: las ascosporas y los conidios. “Ambas fuentes de inóculo causan infección y tienen importancia en la epidemiología de la enfermedad”, detallaron.