Las nuevas medidas del Gobierno complican la siembra de trigo y cebada, ya afectada por las lluvias excesivas. La rentabilidad se reduce y se enfría la intención de inversión.
La campaña agrícola 2024/25 venía con mejores rindes de lo esperado y un panorama optimista. Se estiman 135,7 millones de toneladas de producción, la segunda más alta en la historia del país, y un ingreso proyectado de US$ 31.600 millones en divisas para 2025. Sin embargo, la eliminación del dólar blend y el mantenimiento de las retenciones dejaron fuera de los beneficios a cultivos clave como la soja, el trigo y la cebada.
Además, las lluvias excesivas complicaron la cosecha en la zona núcleo, y el Gobierno decidió no avanzar con nuevos incentivos al agro. Según CREA, de haberse eliminado las retenciones, la producción de trigo hubiera aumentado un 2,7%, generando US$ 112 millones extra en exportaciones. En cambio, los beneficios fiscales que obtiene el Estado no superan el 0,05% del PBI.
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En este escenario, los márgenes para la próxima siembra son cada vez más ajustados. CREA advierte que los nuevos derechos de exportación comprometen la rentabilidad y desalientan inversiones clave, como la fertilización. De hecho, solo una de cada cuatro empresas agropecuarias considera que es un buen momento para invertir, a pesar de que el 72% opina que la situación del país mejoró en el último año.
Así, entre el clima adverso y una política económica poco amigable, el agro ve amenazada su capacidad de sostener el ritmo productivo. Y aunque la campaña actual fue positiva, la incertidumbre fiscal y cambiaria podría hacer retroceder esa recuperación si no se ajustan las reglas del juego para la siembra 2025/26.