La abeja melífera es uno de los insectos más importantes dentro del equilibrio de la naturaleza en si, además de ser un insecto inteligente, su actividad de por medio la convierte en una polinizadora por excelencia y una maquina de producir miel.
En el plano general de la naturaleza, el equilibro y las leyes de libertad que la rige , polinización es clave y es realizada por insectos y otros animales. Hay que saber que el 30% de los cultivos agrícolas del mundo, ya sean hortalizas, frutales, etc, dependen de esta polinización, y las abejas están entre los insectos que juegan un papel fundamental.
Las miles de especies de abejas que existen en el mundo son antófilos (Anthophila, del griego que aman las flores’) estas han evolucionado de las avispas, como también lo hicieron las hormigas. Pero su cuerpo adquirió una estructura que evolucionó conjuntamente con las plantas con flores y estas han facilitando la polinización.
La fisonomía de las abejas es increíble, una pequeña maquina viva que sorprende por su perfecta complejidad. Los pequeños pelos en el cuerpo, el sistema bucal y las patas presentan estructuras especificas que se adaptan muy bien a las flores que normalmente merodean, así, a través de estas partes generan néctar y polen. Cuando hablamos de perfección hay mencionar que los pequeños pelos plumosos del cuerpo llevan una carga electrostática que ayuda a que el polen se adhiera a su cuerpo, además de las canastas de polen que llevan aferradas a sus patas.
Las antenas cumplen una peculiar función, ya que son utilizadas como órganos del olfato, que le sirven para detectar las flores que van a polinizar al extraer el polen. Los llamados nectarios u órganos productores de néctar evolucionaron con el tiempo y se señala el comienzo de un mutualismo entre insectos himenópteros y angiospermas.
Como para hacernos una idea, el trabajo de polinización de las abejas es grandioso, hay que tener en cuenta que para una carga de néctar de su buche cada abeja debe visitar entre 1.000 y 1.500 flores, hace una media de 10 viajes diarios a la colmena, y de este trabajo arduo de las abejas se pueden extraer productos de alto valor biológico o medicinal como miel, polen, propóleos, toxinas y jalea real, por lo tanto las abejas son más que productoras de miel.
Producción en el país
Dentro de la producción de miel global, en el caso de Argentina tiene un rol destacado como productor y exportador de miel, no solo local, si no también de exportación internacional, por lo que se considera al país como el cuarto productor y segundo exportador.
Estados Unidos (48,37%) nuestro principal comprador, luego de Alemania (25.4%) y Japón (6.3%).
Según datos oficiales en Argentina, el 80% de los apicultores tiene 200 colmenas o menos y sólo un 5% tiene 2.000 o más. El pequeño apicultor con hasta 50 colmenas sólo se ocupa los fines de semana, el apicultor mediano, de 50 a 400 colmenas también tiene otro ingreso y el apicultor profesional que tiene más de 500 colmenas.
Los argentinos no son grandes consumidores de miel, solo 250 gramos cuando los europeos que están en el rango de 1,5 kilos/habitante/año, un caso destacado son los eslovenos que están en 4,5 kilos per cápita.
Con información de: https://www.gob.mx/