China, unos de los principales clientes de la carne Argentina, transita su mayor brote de Covid desde el inicio de la pandemia. Desde principios de este año, China ha notificado más casos de transmisión interna que en todo 2021. La situación pone en duda el libre comercio cárnico con el país.
La pandemia de coronavirus interrumpió la producción de carne en todo el mundo en 2020, ya que los trabajadores se enfermaron y las plantas se cerraron temporalmente. En América del Sur, se informaron brotes en las instalaciones de procesamiento en Brasil y Argentina, mientras que los trabajadores en Uruguay se declararon en huelga.
Justo cuando las operaciones comenzaron a normalizarse, los productores se encontraron con un nuevo desafío cuando las autoridades chinas comenzaron a detectar el coronavirus en las importaciones de carne. La última ola de informes de este tipo ocurrió en noviembre, cuando varias ciudades chinas dijeron que habían encontrado el virus en carne de res procedente de Brasil, Bolivia y Argentina. Una serie similar de informes durante el verano resultó en la suspensión temporal de las exportaciones de 9 plantas de procesamiento en Brasil y 7 en Argentina.
Durante los últimos dos años, las estrictas medidas impuestas por el gobierno chino para contener el avance del Covid parecían estar dando buenos resultados. Mientras el resto del mundo luchaba para controlar los sucesivos brotes del virus, el presidente Xi Jinping mostraba el éxito de su política denominada “Covid cero”.
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Sin embargo, en momentos en los que se esperaba ver un principio de flexibilización de las medidas adoptadas hasta entonces para enfrentar el virus, el país transita su mayor brote de Covid desde el inicio de la pandemia. Desde principios de este año, China ha notificado más casos de transmisión interna que en todo 2021. Es por ello que hoy varias ciudades vuelven a experimentar las mismas escenas que se sucedían hace dos años, cuando el país transitaba el período más duro del confinamiento. Actualmente, cerca de 37 millones de personas se enfrentan a duras restricciones de circulación por el repunte de los casos de coronavirus. Incluso grandes empresas multinacionales han detenido algunas operaciones a medida que China amplía las zonas confinadas.
Esto pone en alerta a los exportadores de carne vacuna por tratarse del principal comprador de esta proteína a nivel mundial, representando más del 30% del comercio total. Pero, ¿cómo ha sido el comportamiento de la demanda china durante estos dos años de pandemia?
La realidad es que la pandemia no parece haber afectado los volúmenes de carne vacuna importados por China. Todo lo contrario, la tendencia a incorporar progresivamente una mayor proporción de esta fuente proteica a su dieta, incursionando a su vez en carnes de mejor calidad, pareciera haberse consolidado en los últimos años. En efecto, durante 2020, año de plena pandemia, China importó un total de 2,117 millones de toneladas de carne vacuna lo que significó un 28% más que lo importado en 2019 (1,657 millones) mientras que, en 2021 volvió a incrementar este volumen llevando un 10% más que en año previo (2,331 millones), de acuerdo a datos informado por la Administración Nacional de Aduanas de este país.
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Algo que sí se ha observado durante aquel año, 2020, fue una fuerte caída en los valores pagados por China. Si bien el promedio anual solo muestra un retroceso del 3% respecto de lo pagado en 2019, la brecha entre los valores registrados pre-covid (USD 5.700 por tonelada) y los pisos alcanzados en durante el segundo semestre del año (USD 4.250) marcan caídas de más del 25% intra-anual.
Luego, durante 2021, sucedió un período de fuerte recuperación de la demanda que se plasmó en valores récord alcanzados hacia finales de año (USD 6.350) algo que llamativamente no ha cedido hasta el momento, como usualmente suele hacer China al reiniciar sus compras tras los festejos del Año Nuevo Lunar.
Pero algo parece estar cambiando en este escenario, donde la exportación ya comienza a testear dificultades para seguir cerrando negocios a estos valores y el dinamismo visto hasta entonces empieza a menguar.
¿Qué significaría hoy una desaceleración temporal de las compras por parte de China para nuestro país?
En primer lugar, pese a ser el destino que mayor impacto ha recibido desde las primeras restricciones impuestas a la exportación en mayo pasado, China sigue siendo nuestro principal mercado, computando cerca del 70% de las exportaciones totales de carne vacuna argentina. Esto significa que cualquier traspié temporal que pueda llegar a tener este mercado en el corto plazo, resultaría muy significativo para nuestro país por la propia concentración de nuestras exportaciones. Recordemos que el primer “cimbronazo” registrado a inicios de 2020 a causa del Covid, provocó una caída en los embarques desde Argentina del 35% de un mes a otro, pasando de 30 mil toneladas embarcadas en enero de 2020 a menos de 20 mil toneladas en febrero de ese año.
No obstante, pasado esos primeros meses, aunque con excesivos controles e inspecciones de la mercadería tanto en origen como en destino, sumado a los elevados costos logísticos ocasionados por las largas demoras en la descarga, los flujos de mercadería lograron recuperarse. Lo que no ha sido posible recurar en lo inmediato fueron los valores pagados por esa mercadería. En julio de ese año, el valor promedio de la tonelada exportada a China alcanzaba un piso de USD 3.300, registrando una caída de más del 40% respecto de lo pagado a inicios de año, luego del abrupto sinceramiento de precios digitado por el gobierno tras la burbuja generada a fines de 2019 y que siguió imponiéndose luego bajo el argumento del “Covid Cero”. En concreto, durante 2020, el efecto Covid en China le costó a Argentina unos 340 millones de dólares en facturación, no tanto por volumen cuanto por precio.
Hoy nuevamente los compradores chinos comienzan a presionar las cotizaciones a la baja, algo que pone en alerta al mercado, atentos a lo sucedido en 2020. Sin embargo, muchas de estas alertas pasan desapercibidas en un contexto de precios internacionales extraordinariamente elevados. Del mismo modo que sigue pasando inadvertido por el gobierno local el potencial exportador que seguimos perdiendo como país a causa de los controles comerciales vigentes.
Los muy buenos valores registrados a partir del segundo semestre del año pasado, han permitido al sector compensar el menor volumen de exportaciones registrado a causa del cepo. En efecto, considerando todos los destinos alcanzados en los últimos 12 meses, Argentina exportó, en volumen, un 12% menos que lo exportado un año atrás, pero debido a la mejora en las cotizaciones, logró ingresar un 6% más en divisas, unos USD 2.876 millones contra USD 2.702 millones registrados entre marzo de 2020 y febrero de 2021. Si bien esta ecuación, por un lado, estaría dando cierta protección ante una eventual caída adicional en los embarques, por el otro implica un mayor costo de oportunidad por cada tonelada perdida.