Para una correcta conservación de la carne en casa, es necesario una buena gestión de la temperatura y el tiempo en el que mantengamos este alimento. En esta nota te presentamos los mejores tips para que tengas en cuenta.
Para conseguir mantener alimentos seguros, aptos para el consumo, hay que tener en cuentas algunos puntos imprescindibles: compra, higiene, manipulación, conservación. No todos los alimentos tienen el mismo modo de conservación, por lo que hay que saber que existen los de poca durabilidad y aquellos que se pueden mantener por más tiempo.
En este caso vamos a hablar de la carne, cuya clave de conservación correcta está en la temperatura en la que mantendremos el alimento y el tiempo que la mantendremos en resguardo.
En esta nota te vamos a orientar en cuanto a los principios básicos de la conservación de carne en casa y las necesidades específicas para algunas de las formas de envasado.
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La carne es un alimento rico en proteínas y con un contenido en agua importante, lo que la hace susceptible a la contaminación bacteriana (Salmonella, Listeria y E. coli).
La conservación de la carne en casa, del tipo que sea, requiere temperaturas de refrigeración adecuada, dependiendo del ambiente, de la estación del año, ya que este alimento es muy vulnerable en condiciones de calor y humedad.
La temperatura a la que debería mantenerse en la heladera sería de unos 4ºC. En alimentos frescos como la carne es importante mantener estas condiciones hasta el momento de su consumo. La carne fresca tiene una vida corta y, aunque se mantenga en la heladera, debería cocinarse antes de las 72 horas tras la compra.
Otro punto a tener en cuenta, es proteger la carne del contacto con el aire para evitar contaminaciones, por lo que la manera de envolverla y el envoltorio es primordial.
Principios básicos de la conservación de carne en casa
Cuando se trata de la carne, hay que estar atento a la coloración y aspecto de esta. En ocasiones, la carne sufre cambios de colores que son normales y no afectarían a su inocuidad. De rojo brillante a un color oscuro, la carne puede pasar por distintas tonalidades en función de las condiciones externas a las que se someta, sobre todo si entra en contacto con el aire y la luz. En estos casos, se produce un cambio en el principal pigmento de la carne, la mioglobina, y se oscurece. Esto no indica que esté deteriorada, sino que se ha producido una oxidación.
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Conservar la carne que viene en bandejas
Carnes, derivados cárnicos y otros productos, además de comercializarse a granel, se venden envasados en bandeja, una forma que utiliza algún conservante para asegurar una mayor vida útil. Es una manera de adquirir productos frescos en óptimas condiciones de higiene durante más tiempo.
Para una correcta conservación de la carne presentada en bandeja, requiere bajas temperaturas ya que se introduce en una atmósfera protectora. Esto quiere decir que el «aire» que está en contacto con el alimento está controlado. Debe tenerse en cuenta que el aire oxida los alimentos y los estropea. En el caso de la carne en bandeja, se puede mantener en buenas condiciones hasta cuatro días más de lo habitual.
La conservación en bandeja impide que los alimentos absorban o desprendan olores en la nevera y evita tener que manipularlos antes de cocinar, lo que minimiza el riesgo de contaminaciones previas. Este tipo de alimentos también se pueden congelar en el mismo recipiente en el que vienen, y es aconsejable para congelarlos no esperar hasta el último momento de la fecha de caducidad.
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Conservar carne picada
La carne picada podría considerarse de alto riesgo sanitario por su mayor superficie de contacto con el aire y el elevado grado de manipulación. Para evitar la aparición de patógenos como E. coli, la temperatura de refrigeración en el centro de la pieza (una hamburguesa, por ejemplo), debe llegar a 4ºC, ya que así mantiene un buen estado durante unos tres días.
Congelación y descongelación de la carne
El proceso de congelación de la carne cruda debe hacerse lo más rápido posible para evitar la formación de cristales de hielo. Lo más recomendable es cortar la carne en trozos no muy grandes, envolverlos en film transparente, separando las porciones o raciones. La carne cocinada se puede congelar una vez está fría y en envases que cierren de forma hermética.
La descongelación de la carne debe realizar de manera lenta para que esta sea uniforme, tanto si son crudas como cocinadas. Después de sacar del freezer, debe introducirse en la zona media de la heladera; de esta manera, se evita la exudación que se llevaría parte del sabor y los nutrientes de la carne. La carne que ya se haya descongelado debe cocinarse inmediatamente para evitar que se empiece a deteriorar.
Una correcta conservación de la carne pasa por:
- Almacenarla en la parte inferior de la heladera para evitar que gotee a otros alimentos.
- Debe introducirse en recipientes limpios y cerrados de forma hermética.
- La carne cruda en trozos o filetes se mantiene entre tres y cinco días; la carne picada, entre uno y dos días.
- La carne cocinada se mantiene en la nevera de dos a tres días.