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Cómo proteger el huerto del calor en verano

A días del inicio de verano 2020/21, lo ideal es mantenerse al tanto que hacer y que no hacer en la huerta durante los días calurosos. En esta nota de damos las pautas del manejo ideal.

Ante el fin de la primavera y la llegada de las altas temperaturas estivales, tiene especial importancia cuidar del excesivo calor a las especies de la huerta.

Estas condiciones térmicas predisponen a la planta a una excesiva transpiración para regular su temperatura metabólica, con el consecuente efecto negativo en el crecimiento. Además, la falta de agua le puede generar un estrés hídrico.

El verano, como ya sabemos, puede llegar con temperaturas muy sofocantes que al final nos terminan pasando factura a todos. En el caso de las plantas, ¡no iba a ser menos! De hecho, estas requieren de cuidados especiales para poder soportar el calor y la falta de humedad. Así que, ¿cómo podemos proteger el huerto del calor?

Las altas temperaturas son fundamentales para los cultivos. Sin embargo, con la llegada del verano es imprescindible proteger el huerto del calor. Y es que por más que ese aumento sea vital para que los frutos salgan adelante, en ocasiones puede ser perjudicial.

Tengamos en cuenta que no se trata, únicamente, de altas temperaturas. El verano se caracteriza por pocas precipitaciones y por una mayor incidencia de los rayos solares. Una suma de factores que conlleva una rápida deshidratación del sustrato y, por extensión, de las plantas de huerto.

Proteger el huerto del calor no forma parte de las tareas tradicionales del huerto. En realidad, responde más bien a la tendencia de calentamiento del Planeta. Una que trae consigo veranos mucho más cálidos y persistentes, con una incidencia mayor de las denominadas olas de calor. Este cambio de escenario es el que obliga, sí o sí, a proteger el huerto del calor. La única manera en la podremos disfrutar, cuando llegue el momento, de nuestra cosecha sin ningún sobresalto.

Y no: la cosa no pasa por retirar nuestras plantas de la luz solar. Tengamos en cuenta que un porcentaje elevadísimo de los cultivos de verano demandan, precisamente, sol directo. Proteger el huerto del calor obliga, simplemente, a tener en cuenta ciertas precauciones para que esos días cálidos sean más llevaderos.

5 CONSEJOS PARA PROTEGER EL HUERTO DEL CALOR

Aunque pueda parecernos secundario, proteger el huerto del calor es clave. Y no solo para evitar ese estrés hídrico que comentábamos, y que se da especialmente en huertos urbanos en los que la menor cantidad de sustrato provoca una deshidratación mayor. Añadido a esto, un exceso de sol puede alterar el ciclo vegetativo de nuestra planta. O, dicho de otra manera, provocar una floración prematura y, por tanto, la anticipación en la formación del fruto. Aunque, aparentemente, pueda parecernos secundario no lo es: al no haber completado la planta su crecimiento normal, tampoco lo hará el fruto.

Por estos motivos, proteger el huerto del calor debe convertirse en auténtica prioridad en la temporada estival. Veamos algunos consejos para tratar que, incluso con altas temperaturas, nuestras plantas de huerto sufran lo menos posible.

1. Crear una cobertura sobre el suelo, el primer paso para proteger el huerto del calor

Paliar la deshidratación que provoca el calor debe ser una de nuestras prioridades. Y, aunque pueda parecernos suficiente, simplemente regar no es la respuesta. El principal objetivo tiene que ser evitar que el agua que utilicemos para regar se evapore. Algo que tiene una doble lectura: por un lado, evitar el despilfarro; por otro, optimizar el riego para que cumpla su función.

Para conseguir que el agua que nuestro sistema de riego del huerto sea efectivo, es fundamental crear una cobertura sobre el suelo. El uso de corteza de pino, piedras pequeñas o, incluso, restos secos de césped no solo permitirá mejorar la retención de agua. Añadido, será clave para erradicar las malas hierbas. Una presencia poco deseable para nuestros cultivos, ya que son ladronas de agua e imanes de plagas.

Pero no es la única manera de proteger el huerto del calor en lo que respecta a su suelo. Si nos planificamos bien, incluir entre nuestros cultivos algunos rastreros cumplirá la misma función que añadir corteza o cualquier otra cosa. Nuestras plantas le darán al sustrato la sombra que necesita e, incluso, servirán para plantar bajo ellas cultivos como la lechuga.

2. Fertilizar el suelo, un gesto que va más allá de nutrir

Solemos creer que la función de abonos para huerto es, únicamente, ofrecer a nuestras plantas la nutrición que demandan. Sin embargo, fertilizar la tierra va mucho más allá. Permite mejorar la estructura del suelo y, en este caso particular de proteger el huerto del calor, mejorar su temperatura. ¿Cómo? El abono mejora la vida bacteriana del suelo. Un detalle que permite, a su vez, aumentar la capacidad de retención de agua de la tierra.

Por este motivo, a mediados de verano es importante darle a nuestro huerto una buena dosis de compost o de abono. Y ojo, porque esto no podemos hacerlo de forma indiscriminada. Para plantas incipientes y en pleno crecimiento, tendremos que elegir un fertilizante rico en nitrógeno. Para plantas de huerto en época de floración, uno rico en potasio.

3. Elegir cuándo y cómo regar, fundamental para proteger el huerto del calor

Está claro que un día cálido demanda de manera imperiosa un buen riego. Pero, incluso así, es importante tener en cuenta algunas cosas antes de regar. Porque, aunque nuestra intención sea proteger el huerto del calor, el desconocimiento puede jugarnos una mala pasada. Tan importante como elegir bien el momento de regar es saber cómo hacerlo para que cumpla esa función necesaria de refrescar la tierra.

Empecemos con el cuándo. Fundamental hacerlo siempre en las horas más frescas del día. O, dicho de otro modo, a primera hora de la mañana o por la tarde, cuando el sol comience a esconderse. De hacerlo durante las horas de máxima exposición solar nuestro riego será desafortunado. Por un lado porque agua se evaporará como consecuencia del sol. Por otro porque ese contraste de temperaturas puede llegar, incluso, a rajar los frutos.

Y vayamos ahora con el cómo. Porque, aunque regar sabemos regar todos, hay un aspecto a tener en cuenta: la temperatura. Aunque creamos que el agua fría puede ser la solución instantánea para refrescar nuestras plantas, no es así. El contraste de temperatura entre el agua y la tierra puede hacer que ésta no se hidrate correctamente. Por eso, si está templada mejor que mejor.

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