El campo cuenta: en la próxima campaña será más rentable el cultivo de soja en relación al trigo

Diversos factores influyen para que el productor se incline por la soja, dejando el cultivo del trigo en incógnita, desde el elevado precio de los insumos, hasta el plano climatico general en una campaña marcada por el fenómeno de La Niña.

La producción de soja en Argentina se distribuye en la de granos de primera y de segunda calidad, de acuerdo al manejo de cultivos implementado. Para ello resulta importante tomar en cuenta la época de siembra.

La cosecha de las provincias de Entre Ríos y Córdoba se cubrió en un 98% para el mes de marzo de 2020. Corresponde a esta área la producción de soja de primera, que se siembra entre octubre y noviembre.

En las provincias de Corrientes, Santa Fe, Buenos Aires y La Pampa se cultiva soja de segunda. Esta siembra se realiza a partir de diciembre. En estas zonas se da la rotación de cultivos, técnica que alterna el cultivo con otra especie en invierno.

También hay que referir el crecimiento de la producción de este cultivo en provincias no tradicionales. Hablamos de las provincias del Noreste (Chaco y Formosa) y del Noroeste (Salta, Tucumán y Jujuy).

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Optar por la soja y abandonar el cultivo del trigo

De acuerdo a la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el factor que terminó de inclinar la balanza fue el aumento en el precio de los fertilizantes, que en el último año llegaron a USD1.500 la tonelada. 

A valores actuales, la entidad calculó que, en la zona núcleo, una hectárea de soja de primera en un campo alquilado arroja un margen neto positivo de USD38, mientras que para el cereal el número es negativo en USD33.

«La tendencia es al incremento del área de soja de primera y hasta vuelven a hablar del girasol en la región, por su buen comportamiento en años secos», explicaron. Una de las primeras consecuencias de este escenario de suba de costos será que los pequeños y medianos productores apuntarán a reducir tanto el área sembrada de cereales, como el nivel de tecnología aplicada.

De esta manera, la bolsa rosarina señaló que, en esa zona, entre un 10% y 15% del área de maíz pasará a soja, mientras que en el trigo la reducción podría llegar al 30%. Medido en dólares, el precio de la urea sufrió un incremento promedio de 40% en el último año. «El incremento en los valores de las materias primas de los últimos meses no alcanza a compensar el incremento», advirtieron.

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Los números son por demás elocuentes: en la nueva campaña, para comprar la misma cantidad de fertilizantes hay que producir un 60% más de maíz y un 53% más de trigo en relación al año pasado.

El menor uso del paquete tecnológico en trigo tendrá incidencia en los rendimientos. Estos interrogantes surgen tras una cosecha récord en trigo, que de acuerdo a estadísticas oficiales llegó a 22,1 millones de toneladas.

El otro factor que puede recortar la campaña triguera es la falta de lluvias. A poco más de un mes para la siembra, Córdoba y Santa Fe necesitan un mínimo de 50 milímetros adicionales en sus perfiles para iniciar la siembra. En diferentes localidades santafesinas, la BCR relevó que hace falta entre 100 y 150 milímetros de lluvias.

En el sur bonaerense, los distribuidores de insumos señalaron que empieza a percibirse una tendencia de los productores de sembrar algo más de cebada, en reemplazo del trigo. «Esto tiene que ver con los márgenes y las perspectivas de rindes» explicó Juan Campion, directivo de la Cámara Empresaria de Distribuidores de Agroquímicos, Semillas y Afines Bonaerense (Cedasaba).

Con respecto a insumos para la nueva campaña triguera, señaló que mientras en semillas la demanda se encuentra bien abastecida, en fitosanitarios los stocks de productos claves se encuentran ajustados y entonces los productores empezaron a adelantar sus compras. «En fertilizantes, si bien frenaron los aumentos, los valores quedaron altos», señaló. Y agregó: «La tecnología en fertilización será más baja que en años anteriores».

El fenómeno de la niña condicionaría al agro hasta el 2023

Sería el tercer evento con falta de lluvias de manera consecutiva. El daño, en términos productivos, podría ser aún más gravoso que los dos años anteriores ya que los suelos en las principales regiones agrícolas del país vienen muy resentidos por falta de humedad.

Los últimos informes climáticos hablan de un 53% de probabilidades de que «La Niña» continúe hasta el período julio/agosto de 2022. Esto hizo que aumente la chance de que el fenómeno se instale durante el último trimestre del año y el verano de 2023 (marzo, febrero y marzo).

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