La Unión Europea se embarca en su transformación económica más ambiciosa hasta la fecha con el Pacto Verde Europeo, un plan que va mucho más allá de lo ambiental.
El Pacto Verde Europeo (European Green Deal) es mucho más que una estrategia ambiental: se trata del proyecto de transformación económica más ambicioso en la historia de la Unión Europea. Su objetivo: convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro para 2050. Para lograrlo, se han definido metas vinculantes de reducción de emisiones, mecanismos de financiamiento multimillonarios y nuevas regulaciones sectoriales.
Uno de los pilares más relevantes es REPowerEU, el plan lanzado tras la guerra en Ucrania para reducir la dependencia energética de Rusia y acelerar el desarrollo de energías renovables. Este plan propone medidas como:
• La obligación de instalar paneles solares en todos los edificios nuevos,
• Duplicar la capacidad solar instalada para 2025,
• Alcanzar los 600 GW de energía fotovoltaica para 2030,
• Crear zonas de autorización acelerada (“go-to areas”) para energías limpias,
• Acelerar los permisos para proyectos eólicos terrestres y marinos,
• Impulsar la expansión de la energía eólica marina (offshore wind), con especial énfasis en el Mar del Norte como centro estratégico europeo.
A nivel financiero, más de 225.000 millones de euros serán canalizados a través del Fondo de Recuperación post-COVID (RRF), complementados por instrumentos como el Fondo de Innovación y el Fondo de Modernización, con el fin de fomentar tecnologías clave como el hidrógeno verde, las baterías o los sistemas de captura y almacenamiento de carbono (CCUS).
Pero el impacto del Pacto Verde no se limita al territorio europeo. La estrategia contempla también alianzas estratégicas globales, en especial con América Latina. En este contexto, Argentina se perfila como un socio clave. El país sudamericano cuenta con condiciones naturales excepcionales para producir hidrógeno verde —en la Patagonia y el norte solar— y posee recursos estratégicos como el litio, esencial para baterías y movilidad eléctrica.

Además, proyectos europeos ya apuntan a integrar a Argentina en nuevas cadenas de suministro verdes, iniciativas de diplomacia climáticay transferencia tecnológica.
Aunque el Pacto Verde plantea desafíos complejos —desde reformas administrativas hasta posibles tensiones sociales—, también abre la puerta a una cooperación internacional basada en la sostenibilidad y la innovación.
¿Será Argentina capaz de posicionarse como aliado clave en esta transición global?La ventana de oportunidad está abierta.
Por Dr. Alexander Freier