El alivio llegó al noreste argentino: Intensas lluvias marcan un quiebre en la sequía en varias provincias del norte, con acumulados muy superiores a lo normal para la época.
Tal como se había pronosticado, un frente cálido y húmedo estacionado sobre el norte del país a modo de «río atmosférico húmedo» dejó lluvias muy superiores a la media normal para lo que es una primera parte de mayo.
Entre el 1 y el 8 de mayo, una serie de significativas precipitaciones irrumpieron en varios puntos del norte de Argentina, marcando un contraste notorio con los prolongados meses de sequía que habían afectado la región. Particularmente en el Noreste Argentino (NEA), las lluvias fueron recibidas con alivio y esperanza, tras un período de escasez hídrica que había impactado diversos sectores.
La primera semana de mayo se caracterizó por eventos de lluvias intensas que afectaron especialmente a provincias como Corrientes, Chaco y Santa Fe. Estas precipitaciones no solo superaron los valores habituales para la época, sino que en algunos casos establecieron nuevos récords y rápidamente acumularon cantidades que excedieron o duplicaron el promedio mensual histórico en tan solo ocho días.
Un ejemplo sobresaliente se registró en Presidencia Roque Sáenz Peña, en la provincia de Chaco, donde se batió el récord diario de precipitaciones para el mes de mayo con un impresionante acumulado de 250,3 mm. Este valor supera significativamente el anterior récord de 201,7 mm, registrado en el año 2010, evidenciando la magnitud del evento meteorológico.
La contundencia de estas lluvias se refleja también en los acumulados registrados en otras ciudades de la región durante este breve período de tiempo:

- En Resistencia, la capital chaqueña, se midieron 167 mm de precipitación.
- La ciudad de Corrientes acumuló 158,5 mm.
- Ituzaingó, también en Corrientes, experimentó un total de 216 mm.
- En Mercedes, las lluvias alcanzaron los 174,2 mm.
- Paso de los Libres registró 169,5 mm.
- Más al sur, en Sunchales (Santa Fe), se acumularon 107 mm.
Estos datos resaltan la intensidad y la extensión de las lluvias que barrieron el norte del país, proporcionando un respiro crucial a las zonas afectadas por la sequía y generando expectativas de recuperación en los niveles de humedad del suelo y en las reservas de agua. El impacto de estas precipitaciones será fundamental para la agricultura, la ganadería y el abastecimiento de agua potable en la región.