Para realizar el sembrado o plantación del tomate, como así planificar la cosecha, se realizan estudios del suelo y la situación climática de la región. Esto se lo conoce como datos “Edafoclimático”, y es fundamental para conocer el estado del suelo y el ambiente donde vamos a producir.
Los datos “Edafoclimático” apuntan al estado del suelo y clima donde se realizará el cultivo, y a través de distintos modelos se investigan ciertos parámetros para definir el grado de aptitud de los suelos para la siembra.
La producción de este cultivo está determinada por algunas interacciones entre el clima y los procesos fisiológicos que estos conllevan. El éxito de la producción no solo depende de varios factores climáticos sino también de la secuencia temporal de estos durante su ciclo de vida. Los tres principales factores a tener en cuenta en el momento de realizar una siembra o plantación del tomate son: La temperatura, la radiación solar y el agua en el suelo.
Para producir una planta de tomate, la temperatura es un factor imprescindible, la óptima es de 20° a 30°C durante el día y de 10° a 17°C por la noche, para lograr una producción ideal. Temperaturas superiores a 30° y 35°C producen la caída de las flores y afecta la fructificación. Mientras que las temperaturas por debajo de los 10°C producen deficiencia en el cuajado de flores y desarrollo lento de plantas.