Que las hay, las hay. Para muchos una verdadera rareza, mientras que en Japón se comercializan hasta como presentación para regalar. En esta nota te mostramos el secreto tras esta curiosa forma de la fruta.
No son baratas, pero tampoco imposibles de conseguir. Claro, pero en Japón. Hoy en día causan un verdadero furor entre los sectores más adinerados de Asia: Las sandías cuadradas. La creación de esta genialidad se remonta al año 1978, cuando el agricultor japonés Tomoyuki Ono comenzó a idear que la sandía pueda ser transportada con más facilidad y no ocupe tanto espacio. Tras investigaciones y algunas pruebas, encontró con una solución.
A pesar de sui peculiar forma de «un dado» no se trata de una variedad diferente a la sandía que todos conocemos, tampoco fue modificada genéticamente, sino que su creación fue posible gracia a una técnica de cultivo fuera de lo tradicional: En este caso, el fruto fue moldeado a lo largo de su proceso de crecimiento, o sea, en plena maduración. En ese momento, cuando la fruta se va desarrollando, se la introduce dentro de un molde que tiene la forma deseada, al terminar de crecer se obtiene una fruta característica, como por ejemplo, la sandía cuadrada, o bien con las más diversas formas, pero con sello propio.
Desde entonces, estas sandías con forma cuadrada se comercializan en Asia y son un verdadero lujo, ya que cuestan el triple que las sandías tradicionales, su precio oscila entre los 400 y 700 dólares. Su valor es principalmente ornamental, ya que no existen diferencias en cuanto al color, el sabor o valor nutricional.
Este tipo de frutas es especialmente codiciado dentro del mercado japonés, además se utilizan para obsequiar, ya que las practicas sociales y culturales niponas incluyen el regalar frutas como símbolo de respeto y afecto, o sea, caen como anillo al dedo.
El éxito de la sandía cuadrada generó que se utilicen los mismos métodos en otras frutas y verduras. La empresa «Fruit Moulds» comercializa internacionalmente moldes para manzanas con forma de corazón; moldes para calabazas con la cara de Trump, Frankenstein, entre otras. También venden moldes cuadrados para naranjas, peras, manzanas y más. Uno de los moldes más exóticos es un molde con forma de buda para moldear peras, que cuando alcanzan la madurez tienen forma de un bebé.
Dentro del mercado frutícola, donde también se combina el ingenio, esta técnica además de revolucionar el consumo de frutas, se convierte en una gran alternativa para darle un valor agregado a las frutas que por sus formas, ya sea por curiosidad o por opulencia, tuvieron picos de ventas en los principales mercados del mundo, incluso, extendiéndose a otros países.
Si bien no se trata de una aberración natural, sino que se destaca por su «rareza» visual, dándole un giro a lo que ya conocemos por sus forma convencional.
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