Los modelos meteorológicos a corto plazo indican un sostenido incremento de la temperatura desde el norte al centro del territorio, con marcas por encima a lo normal para la época.
Argentina se prepara para un evento meteorológico atípico: una marcada anomalía de temperatura que afectará gran parte del país entre el 7 y el 17 de julio. Durante este período, se esperan registros significativamente superiores a los promedios históricos para esta época del año en más de 15 provincias.
Este evento de calor invernal cobrará especial intensidad en los próximos diez días, con una profundización de las temperaturas a medida que nos acerquemos a la quincena de julio. Se prevé que esta situación genere condiciones inusualmente cálidas para la estación, impactando desde el centro hasta el norte del territorio nacional. Se recomienda mantenerse informados sobre los pronósticos específicos para cada región y tomar las precauciones necesarias ante este evento climático.
En el mapa inferior se expone la anomalía de temperatura entre el 7 al 17 de julio, donde se destaca a la Argentina como uno de los puntos más cálidos de América del sur.
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¿Qué es una anomalía de temperatura máxima?
Una anomalía de temperatura máxima se refiere a la diferencia entre la temperatura máxima observada en un lugar y momento específicos, y el valor promedio o «normal» de la temperatura máxima para esa misma fecha y lugar, calculado a partir de un período de referencia (generalmente 30 años, como 1981-2010).
Cuando se habla de una anomalía positiva, como en el caso que mencionas para Argentina, significa que las temperaturas máximas registradas son superiores al promedio para esa época del año. Es decir, hace más calor de lo que se esperaría normalmente.
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¿Por qué se produce más calor de lo normal (olas de calor inusuales)?
Las olas de calor inusuales, especialmente en estaciones como el invierno donde las temperaturas deberían ser más frescas, pueden ser el resultado de una combinación de factores, entre los que se destacan:
- Sistemas de alta presión (anticiclones): Una de las causas más comunes de las olas de calor. Un sistema de alta presión genera un hundimiento de aire desde la atmósfera superior hacia la superficie. A medida que el aire desciende, se comprime y se calienta, lo que provoca un aumento de las temperaturas en la superficie. Además, los anticiclones suelen estar asociados con cielos despejados, lo que permite una mayor insolación y, por ende, un mayor calentamiento del suelo. También actúan como una «tapa» que impide la dispersión del calor y los contaminantes.
- Masas de aire cálido: La advección o el transporte de masas de aire cálido desde regiones más cálidas hacia una zona determinada puede elevar significativamente la temperatura. Por ejemplo, en el caso de Argentina, podría ser aire que se origina en zonas más al norte y desciende hacia el sur.
- Corrientes en chorro (Jet Stream): Cambios en el patrón de las corrientes en chorro pueden influir en la duración y ubicación de los sistemas de alta presión. Si la corriente en chorro se «ondula» de una manera particular, puede favorecer el estancamiento de aire cálido sobre una región por un período prolongado.
- Fenómenos oceánicos/atmosféricos a gran escala: Eventos como El Niño o La Niña pueden influir en los patrones climáticos globales, afectando la circulación atmosférica y oceánica de manera que favorezcan anomalías de temperatura en ciertas regiones.
- Cambio climático: A largo plazo, el cambio climático de origen antropogénico (causado por la actividad humana, principalmente por la emisión de gases de efecto invernadero) es un factor fundamental que contribuye a que las olas de calor sean más frecuentes, intensas y prolongadas en muchas partes del mundo. Aunque un evento individual no puede atribuirse únicamente al cambio climático, este aumenta la probabilidad y severidad de tales eventos extremos. Las emisiones de gases como el dióxido de carbono retienen el calor en la atmósfera, elevando la temperatura global promedio y haciendo que sea más probable alcanzar umbrales de calor anómalos.
- «Islas de calor urbanas»: En las ciudades, el asfalto, el concreto y los edificios absorben y retienen más calor que la vegetación, creando un efecto de «isla de calor» que agrava las temperaturas durante una ola de calor, especialmente por la noche.
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Para concluir con esta reseña, hay que saber que las anomalías de temperatura máxima son desviaciones del promedio esperado, y cuando son positivas (más calor de lo normal), suelen estar relacionadas con la combinación de sistemas de alta presión, el transporte de aire cálido y, en el contexto actual, la influencia a largo plazo del cambio climático.