Así podés elaborar el yogurt casero de manera sencilla

 Hacer yogurt es casa es fácil, con sólo dos ingredientes y sin necesidad de termómetro o yogurtera. ¿Te animás prepararlo en casa?

Hacer yogur casero es más fácil de lo que parece y solo necesitás un par de ingredientes básicos. La clave está en la temperatura y el tiempo para que las bacterias hagan su magia. Acá te explicamos la mejor manera de hacerlo, ya sea con o sin yogurtera:

Para hacer yogur, vas a necesitar dos ingredientes principales:

  • Leche: Podés usar leche entera, semidesnatada o desnatada. La leche fresca (la que va en la heladera) es ideal porque tiene más microorganismos beneficiosos. Si usás leche UHT (de cartón), también funciona, pero puede que la textura varíe un poco.
  • Fermento (starter): Este es el «arranque» para tu yogur, ya que contiene las bacterias necesarias. Podés usar:
    • Un yogur natural sin azúcar: Asegurate de que en los ingredientes diga que tiene «fermentos lácticos activos» o «cultivos vivos». Cuanto más fresco y cremoso sea, mejor.
    • Leche en polvo: Si bien no es un fermento, agregar unas cucharadas de leche en polvo ayuda a que el yogur quede más espeso y firme.

Cómo hacer yogur casero

El principio es el mismo para todos los métodos: calentar la leche, agregar el fermento y mantener una temperatura constante para que las bacterias se reproduzcan y espesen la leche.

Método clásico (sin yogurtera)

Este método es ideal si no tenés una yogurtera y querés aprovechar el calor residual de tu horno o simplemente un buen aislamiento.

Ingredientes:

  • 1 litro de leche (entera, semidesnatada o desnatada)
  • 100-120 gramos de yogur natural sin azúcar (con fermentos activos)
  • 2-3 cucharadas de leche en polvo (opcional, para más espesor)

Materiales:

  • Olla o cacerola
  • Termómetro de cocina (recomendado, pero no indispensable)
  • Recipientes de vidrio con tapa (frascos individuales o un frasco grande)
  • Manta, toallas, o un termo que conserve bien el calor
  • Horno (apagado) o un lugar cálido para reposar

Preparación:

  1. Calentá la leche: Poné la leche en una olla y calentala a fuego medio-bajo. El objetivo es que llegue a unos 80-85°C (justo antes de que hierva y forme espuma). Si no tenés termómetro, observá que empiecen a aparecer burbujitas en los bordes. Esto ayuda a eliminar bacterias no deseadas y a cambiar la estructura de las proteínas para un yogur más espeso.
  2. Dejá enfriar: Retirá la leche del fuego y dejala enfriar hasta que alcance una temperatura de entre 40°C y 45°C. Este paso es crucial: si la leche está muy caliente, matará las bacterias del yogur; si está muy fría, no se activarán. Un truco sin termómetro es meter el dedo meñique limpio: deberías poder aguantar el calor contando hasta 10 sin quemarte.
  3. Prepará el fermento: En un bol aparte, mezclá el yogur natural (el fermento) con unas cucharadas de la leche tibia que acabás de calentar. Si vas a usar leche en polvo, agrégala también en este paso y mezclá bien hasta que no queden grumos.
  4. Uní las mezclas: Vertí la mezcla del fermento con la leche tibia restante en la olla y revolvé suavemente para que todo se integre bien.
  5. Distribuí y fermentá: Vertí la mezcla en tus frascos de vidrio limpios. Asegurate de que los frascos estén limpios y secos. Tapalos bien.
  6. Mantené el calor: Aquí es donde entra la magia de la fermentación sin yogurtera:
    • En el horno: Precalentá el horno a la temperatura más baja posible (unos 50°C) durante unos 5-10 minutos, luego apagalo. Meté los frascos tapados dentro del horno apagado. El calor residual ayudará a mantener la temperatura ideal.
    • Con mantas/toallas: Envolvé bien los frascos con varias mantas o toallas gruesas y colocalos en un lugar cálido y sin corrientes de aire (como un placard o un microondas apagado).
    • En un termo: Si tenés un termo grande que conserve muy bien el calor, podés verter toda la mezcla en él.
  7. Tiempo de reposo: Dejá fermentar por un mínimo de 8 a 12 horas, o incluso hasta 24 horas. Cuanto más tiempo fermente, más ácido y espeso será el yogur. Después de 8 horas, podés verificar la consistencia.
  8. Refrigerá: Una vez que el yogur tenga la consistencia deseada, llevalo a la heladera por al menos 4 horas antes de consumirlo. Esto detendrá la fermentación y lo ayudará a espesar aún más.

Con yogurtera (el método más cómodo)

La yogurtera te facilita el proceso al mantener una temperatura constante y controlada.

Ingredientes:

  • 1 litro de leche
  • 1 pote de yogur natural o 1 sobre de fermento para yogur
  • 1 cucharada de azúcar (opcional, si lo querés más dulce)
  • 1 cucharada de leche en polvo (opcional)

Materiales:

  • Yogurtera con sus frascos
  • Olla o cacerola
  • Termómetro de cocina (opcional)

Preparación:

  1. Calentá la leche: Calentá la leche en una olla hasta que alcance entre 40°C y 45°C. En este caso, no necesitás llegar a los 80°C, ya que la yogurtera se encargará de mantener la temperatura ideal.
  2. Mezclá ingredientes: En un bol, combiná el yogur (o el fermento en polvo) con la leche tibia, el azúcar (si usás) y la leche en polvo (si usás). Mezclá bien hasta que no queden grumos.
  3. Llená los frascos: Vertí la mezcla en los frascos individuales de la yogurtera. No los llenes hasta el borde para evitar derrames y permitir el crecimiento de las bacterias.
  4. Fermentá en la yogurtera: Colocá los frascos sin las tapas dentro de la yogurtera y encendela. Dejá que fermente durante 8 a 12 horas, dependiendo de la firmeza y acidez que desees. Algunas yogurteras tienen temporizador.
  5. Refrigerá: Una vez terminado el ciclo, retirá los frascos, poneles las tapas y llevalos a la heladera por al menos 3-4 horas antes de disfrutar.

Consejos para un yogur perfecto:

Saborizado: Una vez que tu yogur esté listo y frío, podés añadirle fruta fresca, mermeladas, miel, esencia de vainilla o cereales.

Higiene: Es fundamental que todos tus utensilios y recipientes estén impecablemente limpios para evitar que crezcan bacterias no deseadas.

Temperatura: Es el factor más importante. Si usás un termómetro de cocina, te asegurarás el éxito.

Yogur «madre»: Podés usar una porción de tu yogur casero para la próxima tanda. Sin embargo, no se recomienda hacerlo indefinidamente, ya que las cepas de bacterias pueden debilitarse con el tiempo. Cada 5-7 tandas, usá un yogur natural nuevo.

Espesado: Si querés un yogur más espeso, podés añadir 2-3 cucharadas de leche en polvo a la mezcla inicial, o colar el yogur terminado en un colador con una tela fina (tipo gasa) dentro de la heladera por unas horas para obtener un yogur tipo griego.

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