Un fenomeno acompaña a La Niña y potencia sus efectos

En los últimos días se ha hablado de un fenomeno que actúa a la par de La Niña y que influye en los regímenes de lluvias en gran parte del país. Los climatólogos siguen al evento con mucha atención.

El tercer evento de la Niña ya es una realidad, pero no está sola, otro fenómeno climático se le suma y provoca la vigilancia de los climatólogos.

La presencia de La Niña, el tercer evento consecutivo en menos de 14 meses, viene dejando un escenario deficitario en cuanto a las reservas de agua en suelos de las regiones productivas, más allá de la recuperación del régimen de lluvias de primavera, lo que ha beneficiado sólo a algunas regiones del país, pero mantiene con luz roja a la campaña agrícola 2022/23, teniendo en cuenta que en los próximos 3 meses se continuará bajo la influencia de las lluvias por debajo de lo normal, al menos, hasta enero del 2023.

En los últimos 3 meses, las regiones donde se produce el cultivo de trigo ya se ha detectado una fuerte desecación del suelo, con un marcado retroceso de humedad, lo que a la vez plantea un terreno muy complejo en el momento de la siembra, sumado al creciente riesgo de heladas tardías en la región productora del área pampeana y sur del Litoral en la puerta del mes de octubre.

Más a todo esto, sujeto a un marco climático que nuevamente que se verá influenciado por la presencia de la Niña, al menos hasta comienzo del 2023, lo que significará lluvias por debajo de lo normal en los próximos 3 meses, a lo que se le suma otro fenómeno climático conocido como Oscilación antártica.

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La Oscilación antártica

La Oscilación Antártica es una variabilidad climática en el hemisferio sur asociada al desplazamiento norte-sur de la circulación dentro del principal cinturón de vientos del oeste, que son los que predominan alrededor de la Antártida. Es decir, es una alteración en la circulación del traslado de una masa atmosférica en dicha dirección entre el polo sur y latitudes medias, o sea, influyen masas de aire más frías y secas.

Este fenómeno está influyendo y potenciando los efectos negativos de La Niña y del ciclo seco natural en el que está instalado en el país: la Oscilación antártica, lo que suma para sostener un patrón errático o bien deficitario de lluvias.

En una muestra con mapas se logró detectar que las precipitaciones en Argentina, con el paso de los últimos años, han ido disminuyendo desde el sur hacia el nordeste, y es precisamente por la acción de las líneas de viento que provienen de la Antártida y que “rechazan” el aire tropical húmedo, lo que estaría asociado justamente con la presencia de La Niña con el enfriamiento del Pacifico ecuatorial y el aporte de la Oscilación antártica.

Si bien los últimos análisis de seguimiento a La Niña, apuntan a que el fenómeno comenzará a perder fuerza desde comienzos del 2023, hasta entonces se continuarán registrando lluvias que estarán por debajo de lo normal y temperaturas por encima de lo normal en algunos casos, con episodios de sequía y exigencias térmicas superiores a las normales para la temporada en gran parte del Litoral, región central del país y algunas provincias del norte argentino.

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Con información de: https://www.infocampo.com.ar/

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