El granizo gigante destruyó entre 10.000 y 15.000 hectáreas de soja y de maíz

Las localidades del nordeste de la provincia de La Pampa y algunas áreas del oeste de la provincia de Buenos Aires fueron recientemente afectadas por un fenómeno meteorológico severo que se manifestó como una supercelda.

En cuestión de breves minutos, la esperanza de una cosecha excepcional se desvaneció para Marcelo Marcos, productor del nordeste de La Pampa. Con la cosechadora ya en marcha, Marcos avanzaba sobre un prometedor lote de soja de primera, cuyo rinde superaba las expectativas iniciales. A pesar de un comienzo de campaña marcado por la sequía, las lluvias beneficiosas de marzo habían revitalizado los cultivos, aunque con un ligero retraso en su desarrollo. La ilusión era palpable: se estimaba un rendimiento de 3800 kilos por hectárea.

Sin embargo, el pasado viernes 25 de abril, en tan solo veinte minutos, un brusco cambio en el cielo presagió el desastre. Una violenta tormenta, caracterizada por intensas granizadas, fuertes vientos y lluvias torrenciales, azotó la región. «Pasamos de tener 3800 kilos de soja a apenas 800. Perdimos alrededor de 3000 kilos en cuestión de minutos«, lamentó Marcos, reflejando la devastación repentina.

El reciente fenómeno de supercelda dejó una estela de devastación en el nordeste de La Pampa y el oeste bonaerense, con un impacto particularmente severo en la producción agrícola.

«El poder de las piedras fue tal que atravesaron los vidrios de los tractores, ocasionaron daños significativos en los bolsones de almacenamiento y, en algunas zonas, se acumuló una impresionante capa de granizo de hasta cinco centímetros de espesor«, relató con preocupación Marcelo, un productor de la región. A pesar de contar con cobertura de seguro agrícola, expresó su inquietud al señalar que «los seguros basados en el valor de la soja no siempre alcanzan a cubrir la totalidad de las pérdidas«. Con resignación, añadió: «Lamentablemente, este tipo de eventos forman parte del riesgo inherente a nuestra actividad productiva«.

Otro productor duramente afectado fue David Milanesio, quien describió la magnitud del desastre en sus campos: «La tormenta nos arrasó por completo 250 hectáreas de soja de primera, lo que representa una pérdida del 100% de esa superficie«. En cuanto a sus lotes de maíz, si bien el granizo provocó una defoliación considerable, estimada entre el 50 y el 60%, Milanesio explicó que, debido a un daño previo causado por heladas, sus expectativas de rendimiento ya eran bajas, por lo que no anticipa pérdidas adicionales significativas en este cultivo.

Estos testimonios ilustran el grave impacto económico y productivo de la supercelda en la región, generando preocupación entre los productores y evidenciando la vulnerabilidad del sector agropecuario ante eventos climáticos extremos. La evaluación exhaustiva de los daños y la implementación de medidas de apoyo serán cruciales para la recuperación de las áreas afectadas.

El fenómeno de la Supercelda en la región

Este tipo de tormenta, caracterizada por su estructura rotatoria persistente (mesociclón), es capaz de generar fenómenos meteorológicos extremos como granizo de gran tamaño, ráfagas de viento intensas, lluvias torrenciales e incluso tornados.

La formación de una supercelda requiere condiciones atmosféricas particulares, incluyendo una fuerte inestabilidad, cizalladura vertical del viento (cambios en la dirección y velocidad del viento con la altura) y la presencia de aire húmedo en las capas bajas de la atmósfera. Estas condiciones permiten que la tormenta se organice y se intensifique, diferenciándose de las tormentas eléctricas comunes.

El impacto de este evento en las regiones mencionadas podría haber sido significativo, afectando infraestructuras, viviendas, actividades agropecuarias y la vida cotidiana de los habitantes. Es probable que se hayan registrado daños materiales considerables, especialmente debido al granizo y las fuertes ráfagas de viento.

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