La Argentina exportadora cambia de forma: la energía gana terreno y el agro sostiene el balance

El crecimiento del sector energético y la fortaleza estructural del agro consolidan una matriz más diversificada, con impacto directo en divisas, infraestructura y competitividad futura.

En los últimos años, la energía se transformó en el segundo complejo exportador del país, impulsada por el desarrollo de Vaca Muerta y nuevas obras de transporte. Su participación en el comercio exterior se duplicó, modificando la composición tradicional dominada por el agro y aportando un superávit energético cercano a los USD 6.000 millones en 2025.

Según datos de la Bolsa de Cereales de Córdoba, la producción de petróleo alcanzó su mayor nivel en dos décadas, mientras que el gas natural recuperó volúmenes de 2008. Este salto permitió reducir importaciones y aumentar exportaciones, apoyado en mayor productividad por pozo y ampliación de la infraestructura clave.

Aun así, el agro continúa liderando la generación de divisas, con el complejo sojero aportando USD 17.000 millones entre enero y octubre. Su rol sigue siendo central: cuando la energía enfrenta límites de producción o mayor demanda interna, el campo compensa y sostiene el superávit comercial.

Las proyecciones hacia 2035 anticipan un escenario más robusto: la balanza energética podría trepar a USD 46.000 millones, impulsada por inversiones y capacidad exportadora ampliada. Esto permitiría una estructura exportadora más estable, donde energía y agro actúan como dos pilares complementarios para el desarrollo económico argentino.

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