Muchos hemos escuchado o visto que los animales presienten los temblores. En esta nota te contamos los detalles que tenes que conocer al respecto.
Ante un temblor, los perros se exaltan unos minutos antes; las hormigas irrumpen sus ritmos, las vacas braman al unísono ¿pero existe evidencia documentada de este fenómeno?, incluso en regiones rurales, los equinos, los bovinos se inquietan, al igual que las aves de corral.
Cuando golpea un sismo de moderada a fuerte intensidad, diferentes vibraciones viajan a través del suelo a diferentes velocidades. Las vibraciones primarias viajan el doble de rápido que las secundarias, que provocan la mayoría de los temblores reales.
Estas ondas primarias son generalmente demasiado sutiles para ser sentidas por los humanos, aunque los sismógrafos las detectarán.
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Un nuevo estudio sugiere que sí. En el Parque Nacional de Yanachaga, en Perú, han sido colocadas decenas de cámaras que graban el ritmo de los animales. Los científicos han analizado cómo es que en 2011, antes de un sismo de 7.0 º, la aparición de los animales en las cámaras fue descendiendo poco a poco. De aparecer unos 18 animales al día, fueron descendiendo hasta tres, seis días antes del temblor.
Los científicos tienen distintas teorías al respecto. Una es que los animales son capaces de sentir el magnetismo que muta en las capas superiores de la Tierra, creando una carga eléctrica que afecta a los animales incluso a niveles bioquímicos.
Las vibraciones primarias son capaces de viajar el doble de rápido que las secundarias, que son las que provocan la mayoría de los temblores. Estas ondas primarias son muy sutiles y no pueden ser percibidas por humanos. En cambio, algunos animales son capaces de detectar estas vibraciones antes de llegar a las secundarias.
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Un estudio en Reino Unido encontró que las tensiones que se acumulan a lo largo de las líneas de falla del terremoto liberan carga eléctrica a través de las piedras. Lo que produce cambios químicos en las aguas subterráneas. Esta podría ser la razón para que los sapos, por ejemplo, dejaran sus estanques unos días antes del terremoto que afectó L’Aquil (Italia), en el año 2009. Sin embargo, los expertos siguen estudiando el fenómeno para poder dar respuestas más claras.