El Gobierno confirmó la reglamentación de la reforma laboral y avanza con un esquema de mayor desregulación económica. Entre las medidas en estudio, se analiza elevar la edad jubilatoria y flexibilizar jornadas, en sentido contrario a las tendencias laborales globales.
El presidente Javier Milei ratificó que “se vienen la reforma tributaria, la reforma laboral y mucha desregulación”, al tiempo que el ministro de Economía, Luis Caputo, señaló que la actual estructura laboral “impide el crecimiento del empleo desde hace más de una década”. Ambos funcionarios sostienen que el nuevo marco busca estimular la inversión y reducir la carga regulatoria sobre las empresas.
Entre los puntos que se evalúan, el Ejecutivo propone elevar la edad jubilatoria a los 70 años y aplicar jornadas laborales adaptadas a las necesidades empresarias, con sistemas que promedien guardias activas y pasivas. Estas iniciativas se desarrollan a contramano del rumbo internacional, donde países como Reino Unido, Islandia o Japón ensayan semanas laborales de cuatro días con resultados positivos en productividad y bienestar.
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Especialistas en derecho laboral advierten que una reducción de jornada sin pérdida salarial requeriría reformas legislativas en la Ley de Contrato de Trabajo y los convenios colectivos. No obstante, consideran que podrían impulsarse acuerdos sectoriales específicos que permitan flexibilizar horarios en industrias puntuales, como ya ocurre en algunos rubros.
El eje central de la reforma está puesto en modificar el sistema de indemnizaciones y facilitar las nuevas modalidades de contratación, tal como lo prevé el DNU 70/2023 y la Ley de Bases 27.742. Desde el Gobierno aseguran que se trata de una medida para fomentar la registración y el empleo formal, mientras que los sindicatos alertan sobre una mayor precarización y pérdida de derechos laborales.