Un estudio estima que hay más de 25.000 perros sin control en Ushuaia, Río Grande y Tolhuin. El fenómeno ya obligó a más de la mitad de los productores a abandonar la cría de ovejas.
Tierra del Fuego atraviesa una crisis silenciosa pero devastadora para el campo: la proliferación de perros asilvestrados que atacan ovejas, guanacos y vacas, poniendo en jaque la producción ganadera.
Un reciente relevamiento señala que en Ushuaia, Río Grande y Tolhuin hay 25.500 perros sin supervisión, ya sea sueltos o callejeros.
En los últimos años, el 55% de los productores ovinos se vio obligado a reconvertirse a la cría de ganado vacuno debido a las pérdidas constantes por ataques. Solo en el corazón de la isla, los registros de cámaras trampa muestran un aumento del 1000% en los avistamientos de manadas en los últimos cinco años.
“El área afectada por la presencia de perros asilvestrados en tierras productivas pasó de 2,5% en 1990 a casi 70% en 2013”, explicó Emiliano Arona, biólogo e investigador del Conicet, quien estudia el fenómeno desde 2018.
Las imágenes de ovejas heridas, guanacos mutilados y vacas con patas mordidas, difundidas por Arona en redes sociales, reflejan crudamente la situación que viven los productores fueguinos, quienes muchas veces se sienten solos frente a esta problemática.
La presencia de estas jaurías no solo genera pérdidas millonarias para la producción ovina y lanera, sino que también modifica el equilibrio ecológico y amenaza a la fauna silvestre nativa.
A pesar de la gravedad del problema, los especialistas advierten que no existen políticas públicas integrales para el control y la prevención de esta población canina en crecimiento. Mientras tanto, los productores continúan adaptándose, abandonando prácticas tradicionales y luchando por sostener la actividad rural en una de las regiones más australes del país.
Fuente: La Nación