Mediante un proceso de hidrólisis con microorganismos queratinolíticos y bacterias, las plumas de pollo obtienen grandes concentraciones de proteína, aminoácidos libres y compuestos antioxidantes que ayudan a su degradación y les proporcionan valor agregado para la industria.
Este subproducto ya se aprovecha en la fabricación de almohadas y cobertores –luego de una selección especial-, algunos cosméticos y en la alimentación de animales monogástricos, como las mascotas.
Para abrir la posibilidad a nuevas aplicaciones de diferentes compuestos con potencial bioactivo y su producción se requieren microorganismos que degraden estos subproductos, considerados de difícil tratamiento, lo cual representa una alternativa ecológica y económica.
Así lo afirma Paula Catalina Rey Zorro, magíster en Ciencia y Tecnología de Alimentos de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá, quien comprobó el potencial antioxidante de hidrolizados de plumas, mediante tres microorganismos específicos, al analizar según los radicales ABTS (poder reductor de hierro) y DPPH (actividad quelante de hierro).
Sin embargo, las plumas de pollo son muchas veces consideradas desechos y pueden causar problemas ecológicos debido a su acumulación en el medio ambiente.
Para contribuir con su degradación y aprovechamiento, estas son tratadas con dos tipos de tratamientos de hidrólisis, química con altas presiones o con altas temperaturas, las cuales tampoco garantizan que la proteína obtenida del subproducto sea totalmente absorbida por los animales que la van a consumir.
Según Paula Rey, existen microorganismos queratinolíticos, bacterias y hongos que son capaces de degradar a estas plumas.
En su investigación demuestra que la hidrólisis de plumas con estos microorganismos generan hidrolizados proteicos de mejor calidad nutricional, pues cuentan con una tasa de digestibilidad mayor y el costo energético no es tan alto como los métodos tradicionales manejados.
Los microorganismos Bacillus circulans BL32, Microbacterium. sp KR10 y Bacillus subtilis FTCO2PRO2 cepa probiótica demostraron ser eficientes en la degradación de las plumas de pollo, pues pueden aprovechar muy bien los sustratos de queratina, al hidrolizar gran parte de su estructura, produciendo hidrolizados de plumas con compuestos bioactivos muy importantes para las industrias.
Así mismo una de las cepas probióticas del Bacillus es utilizada en la alimentación animal y se adiciona como suplemento, ya que brinda muchos beneficios para el animal, como crecimiento o engorde.
Método innovador
En muchos estudios, cuando se hablaba de hidrólisis microbiana, lo que se hacía era pulverizar la pluma o cortarla en pedazos muy pequeños para que tuviera mayor superficie de contacto y que así el microorganismo pudiera hacer la hidrólisis.
Al contrario, en este estudio la pluma se utilizó entera y se obtuvo que las tres cepas lograron romper tanto las barbas (pelos de la pluma) como la raquis (parte central), lo que muestra una hidrólisis entre 96 y 98 %.
En los resultados también se obtuvieron una gran concentración de proteína (entre 90 y 98 %), una buena cantidad de aminoácidos libres y posibles compuestos antioxidantes.
Esta es la primera vez en que se identifican hidrolizados de plumas con actividad antioxidante por parte de un microorganismo probiótico, lo que sigue abriendo la oportunidad de la búsqueda de más microorganismos queratinolíticos que puedan dar valor agregado a subproductos de difícil degradación con producción de potenciales compuestos bioactivos, como las plumas de aves.
El proyecto se desarrolló en colaboración con el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos (ICTA) de la Universidad Federal de Río Grande del Sur, en Porto Alegre (Brasil), en el que según la investigadora se ganó la experiencia para poder desarrollar el estudio en Colombia.
La iniciativa se constituye en un nuevo incentivo para crear otro tipo de negocio o empresa que pueda aprovechar las plumas de pollo de una manera más útil, ya que su aprovechamiento por este método es cercano al 96 %.
De esta forma, si se logra crear un buen sistema de cultivo no se perdería mucho subproducto, ya que lo que sale podría ser nuevamente reintegrado al proceso generando valor agregado.