28-03-24 |

¿Qué hacer con los desperdicios de frutas y verduras?

A nivel mundial los residuos alimenticios se escriben es varias cifras. Quizás no te has parado a ver qué cantidad de alimentos desperdicias o qué pasa con ellos una vez que los tiras a la basura.  

Cómo aprovechar prácticamente todo de lo que tanto nos gusta: frutas, verduras y hortalizas y así juntos realizamos un pequeño aporte para reducir la contaminación.

 Algunos datos interesantes

Dentro de los productos que más se tiran al cubo de basura figuran los de la huerta: frutas y verduras. Por su parte, según un informe la fruta es la categoría que más se desperdicia (343.6 millones de kg), seguido de las verduras y hortalizas (167.1 millones de kg). Pero lo más destacable es que la mayor parte de esos desperdicios no se generan en supermercados ni restaurantes, más de un 40% se generan en el hogar.

Puede parecer difícil de creer pero todo lo que desechamos de los alimentos de la huerta tiene distintas vías de reutilización. Uno de los usos que más se destacan es la fabricación de “compostaje” o abono orgánico, pero también podemos hacer infusiones, productos de cuidado personal como cremas o tratamientos naturales, productos de limpieza, etcétera. Sea cual sea la forma que elijas para reutilizar los alimentos vas a estar ayudando a reducir los gases nocivos que están en el aire ya que los desechos, una vez en el vertedero, liberan metano a la atmósfera, un gas que favorece el efecto invernadero agravando así el calentamiento del planeta.

 Ventajas del abono orgánico

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El “compost” o abono orgánico es materia orgánica que se puede añadir al suelo para ayudar a las plantas a crecer. Hacer compost reduce la basura doméstica, la cual tiene una de las tasas más bajas de reciclaje: 3%. Se estima que la tasa media de descarte por habitante es de 1kg por día, cerca de 453 kg por persona cada año. Increíble ¿no?

El abono orgánico, como su nombre lo aclara, no posee restos de elementos químicos.  Hacen subir la temperatura del suelo favoreciendo la formación y el desarrollo de las raíces. La disminución de la materia orgánica en los suelos los vuelve fríos, los que afecta sus características físicas, químicas y biológicas.  En otras palabras, mejoran la nutrición de las plantas por lo que se obtienen cosechas más fuertes y sanas. 

También ayudan a mejorar la absorción de los nutrientes de la planta, vuelven al suelo más rico en nutrientes y, esto se traduce en una disminución del uso de fertilizantes químicos.

Cómo hacer abono orgánico

La incorporación de abonos en la tierra es muy importante para enriquecerla y dejarla en condiciones favorables. Para hacer abono orgánico vamos a necesitar tres cosas:

  1. Restos de planta de jardín: hojas secas, ramas grandes y pequeñas, restos de poda del césped que esté fresco, etc. 
  2. Restos de verduras, frutas y hortalizas. También se puede incluir café molido y cáscaras de huevos.
  3. Humedad o agua

El procedimiento de elaboración es muy sencillo. Primero que nada, debemos escoger un recipiente en el que vamos a colocar todos los componentes. Puede ser cualquier tipo de recipiente, el único requisito es que no esté en contacto directo con el suelo. En el caso de utilizar cajas de plástico es recomendable realizarle algunos agujeritos a la base, colocar una primera capa de tierra y una segunda de materiales secos. De esta forma evitamos que el fondo del “compostador” se pudra y estropee la preparación.

Una vez concluido el primer paso pasaremos a colocar las diferentes capas de desechos: cascaras de verduras y frutas, ramitas y hojas secas, estiércol, café, cáscaras de huevos, etc. Los expertos en abono orgánico recomiendan que vayamos intercalando capas de diferentes productos húmedos o verdes y secos. De esta forma conseguiremos ese equilibrio que necesita un compost casero.

El siguiente paso es regar el “compostero”. Uno de los aspectos imprescindibles del abono orgánico es la humedad, no puede faltarle. Pero siempre en cierto grado, tampoco debe estar empapado. Es necesario regarlo de vez en cuando pero sin encharcarlo, aunque asegurándonos que la humedad llegue a cada una de las capas. De esta forma, poco a poco, irá formándose una tierra marrón inodora que posteriormente utilizaremos para enriquecer los cultivos.

Como podrás ver, una sencilla manera de beneficiarnos todos. Obtendremos cultivos más fuertes, que estén más buenos, pero también contribuiremos a reducir la huella en el impacto medioambiental.

Otras alternativas

Si eres de los que no le mola mucho una alternativa con tantos pasos tenemos otras opciones para ti. Como hemos mencionado anteriormente, podemos utilizar los desechos alimenticios para hacer infusiones, que pueden o no tener fines medicinales. También podemos hacer preparados para combatir algunas plagas de forma natural, productos de limpieza, etc.

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Por ejemplo, con las cáscaras del limón podemos hacer una infusión que favorece la digestión. Sencillamente necesitamos las cáscaras, 2 tazas de agua (aproximadamente 300 ml) y 1 cucharada de miel o el endulzante de preferencia. Hervimos el agua con las cáscaras. Luego que el agua haya llegado a su punto de ebullición, dejaremos la olla en el fuego durante unos 15 minutos más. Luego, colaremos el líquido para dejarlo sin restos de nada, lo endulzamos y ya podremos tomarlo caliente o enfriarlo para beberlo posteriormente.

Otra alternativa puede ser utilizar naranjas como pesticida. Sí, no estás leyendo mal. El olor ácido de la naranja ayuda a ahuyentar los insectos. Por lo que podemos hervir cáscaras de este fruto, una vez listo y enfriado lo colocamos dentro de un atomizador y rociamos puertas, ventanas, plantas y todos aquellos lugares en los que puede haber hormigas, mosquitos, etc. De esta forma lograrás alejar esos insectos que tan molestos pueden llegar a ser. 

Con todo esto que te hemos contado la próxima vez que vayas a tirar algo a la basura te lo pensarás varias veces. 

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