Con una economía en recesión y precios elevados, los argentinos reducen drásticamente su consumo de carne, situándolo por debajo de los niveles de 1920.
El consumo de carne en Argentina ha alcanzado un mínimo histórico en 2024, con apenas 45 kg per cápita, según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario. Esta cifra representa una caída significativa desde el promedio histórico de 73 kg y marca el nivel más bajo desde hace cien años, incluso por debajo de los 46,9 kg consumidos en 1920.
La crisis económica actual ha exacerbado esta tendencia, llevando a los consumidores argentinos a optar por alternativas más accesibles como el pollo y el cerdo. De hecho, se proyecta que el consumo total de carnes bovina, aviar y porcina por habitante caerá un 9% este año, ubicándose en aproximadamente 105,7 kg.
En términos internacionales, Argentina sigue siendo uno de los países con mayor consumo per cápita de carne, superando a naciones como Estados Unidos, Australia y Chile. Sin embargo, el cambio hacia una dieta menos centrada en la carne vacuna es evidente, con un descenso del 3,5% en su participación en la dieta cárnica promedio del argentino, mientras que el consumo de carne aviar aumenta.
El poder adquisitivo diezmado también se refleja en que la remuneración bruta promedio alcanzaría para comprar solo 146,6 kg de asado este año, una disminución del 5,6% en comparación con 2023.
En suma, el paisaje del consumo de carne en Argentina está marcado por una combinación de factores económicos y cambios en las preferencias alimenticias, que podrían reconfigurar el panorama de la industria cárnica en los próximos años.