Un buen cebador de mate es por sobre todas las cosas, una persona “tiempista”. Sabe cuándo proponer la infusión, en qué momento servirla y cada cuánto cambiará la yerba del mate.
Si de cebar mates se trata, un buen cebador es un verdadero «tiempista» o sea, es aquella persona que sabe buscar la ocasión o el momento ideal para llevar adelante determinada actividad, en este caso, una mateada, ya sea en medio de una reunión, salida o una simple juntada. Es quien sabe cuál es el mejor momento para proponer el cebado.
Dentro de la tradición que representa la técnica de cebado de un mate, se desarrolla en compañía de otras personas, pero también de manera individual. Para una buena mateada, hay que tener en cuanta varios aspectos, cuestiones sumamente importantes y que definirán el éxito de aquel momento.
En el momento del cebado, hay que saber hacia donde gira la ronda del mate, ya que se trata de mate cada uno, siempre de izquierda a derecha, y procurando no repetir el invitado al cual pretendes cebarle un mate hasta que no le toque de nuevo su turno. Pero dentro de la fantástica ceremonia que significa una buena mateada ¿Y qué hay del cambio de yerba? Esa es otra dimensión que reviste suma importancia.
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Para saber en que momento debemos cambiar la yerba durante una ronda de mate, es importante poder atender al nivel de humedad que reconoce la yerba a medida que vas cebando, ya que eso determinará el momento en que debas cambiar la misma. De igual manera, debemos tener en cuenta que la yerba del mate se cambia en forma parcial y a medida en que la misma se va “lavando”, es decir, a medida en que su humedad termina por ser excesiva respecto de lo que hace a un buen cebado.
Uno de los secretos para saber cuando realizar la renovación de la yerba, es teniendo en cuenta la temperatura del agua, de esto dependerá que cambies la yerba –en forma parcial- en un lapso no superior al cebado de 15 mates. De todas formas, es fácil notar cuanto la yerba se lava ya que termina por perder cuerpo, consistencia, y los palos de la misma flotan en el agua.
Una vez que terminemos de cebar mate, no te olvides de lavarlo y dejarlo reposar sin un solo gramo de yerba y por supuesto, recuerdas adonde lo dejas para poder cebar nuevamente cuando la ocasión lo amerite. Recuerda, ahora eres un verdadero «cebador tiempista» y tú mismo sabrás cuál será el próximo mejor momento para una buena ronda de mate.
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