La huerta en otoño/invierno, cuando la temperatura en la noche es baja, caen las heladas y al día el sol no tiene la suficiente fuerza y la duración de horas de luz restringen al aporte vital para las plantas.
En cuanto a hortalizas y verduras, los productos que más se cultivan en clima frío son la acelga, la espinaca, el brócoli, la lechuga, el perejil, el tomate, la alcachofa, repollo, ajo, coliflor, la arveja, el frijol, la habichuela, los espárragos, las habas y la cebolla larga y de bulbo.
La temperatura juega un papel fundamental en la producción de hortalizas, pues la calidad de la cosecha está relacionada con la cantidad de calor que recibió un fruto durante su desarrollo. Sigue leyendo y averigua cómo las bajas temperaturas pueden provocarle estrés por frío a tus hortalizas.
Una hortaliza se desarrolla exitosamente cuando se cultiva dentro de un rango de temperatura ideal, que incluye grados mínimos, máximos y uno óptimo. Sin embargo, cuando baja la temperatura, la planta puede sufrir un episodio de estrés, el cual puede afectar la calidad del fruto que queremos cosechar.
El frío altera la membrana celular, pues ésta se endurece, provocando que sea menos permeable e impida la entrada de agua y nutrientes, generando una reducción en la tasa metabólica, respiratoria y fotosintética. Es decir, se hace más lenta la absorción de agua y nutrientes, la asimilación de sustancias nitrogenadas y la síntesis de proteínas, así como la recepción de potasio y fósforo.
Hay hortalizas más tolerantes a los cambios de temperatura que otras; entre las poco exigentes se encuentra la lechuga; el tomate, la calabacita y el pimiento tienen una tolerancia media, mientras que la sandía, el melón y el pepino son más exigentes.
¿Qué pasa con las heladas?
Las heladas ocurren cuando desciende a 0 °C o menos la temperatura del aire cerca del suelo durante más de cuatro horas.
Por su apariencia, se distinguen dos tipos de heladas; la blanca, que se origina cuando las masas de aire son húmedas. Ésta ocurre cuando el aire cercano al follaje y las flores estén a 0 °C o menos, provocando que el aire alcance la temperatura del punto de rocío (cuando el vapor de agua cambia de estado), se condensa y forma escarcha.
En cambio, cuando hay poco vapor de agua, aparece una helada negra, mucho más dañina, pues no forma capas de hielo pero sí “quema” los frutos, provocándoles manchas oscuras.
Las heladas pueden ser fatales para la producción de hortalizas, pues los cristales de hielo pueden generar desgarres celulares y tisulares o la desecación del fruto.
Además, las heladas pueden marchitar las plantas o, pausar su desarrollo, según la intensidad y duración del fenómeno.
¿Cuáles son los principales daños?
Los daños dependen de muchos factores, tanto climáticos como fisiológicos de la variedad. Sin embargo, se pueden reconocer:
- Brócoli: las más afectadas son las flores jóvenes ubicadas al centro del cogollo, pues se tornan marrones y desprenden un fuerte olor.
- Cebolla: Se vuelven blandas y aguadas y adquieren un tono amarillento casi grisáceo.
- Lechuga: Es más propensa a marchitarse por la muerte de las células de la epidermis.
- Pimiento: Se arruga, se marchita y aparecen tejidos muertos y empapados.
- Tomate: Se llena de agua y se ablanda.
¿Cómo puedo proteger mi producción?
En primer lugar, escoger una variedad que sea tolerante a las bajas temperaturas. Además, de sembrar justo en el momento ideal para que el fruto se desarrolle bajo temperaturas adecuadas.
En segundo lugar, se puede cubrir la planta para protegerlas del frío, ya sea con tierra o con cobertores de plástico o paja. Además, se puede elevar la humedad relativa del cultivo aplicando unas sesiones de riego por aspersión.
Hay agricultores que utilizan estufas o calentadores para aumentar la temperatura en el cultivo, o utilizar nubes de humo.
Finalmente, ten en cuenta las previsiones del clima en tu región, para evitar los mayores daños posibles.