Una cruz de madera y barro en medio de un paraje castigado por la sequía, apunta el cielo con la esperanza de traer la lluvia en una localidad de la provincia de Santa Fe durante los periodos más secos.
Con el 2024 ya avanzado, con el calor metiendo el acelerador en el inicio de la temporada y las lluvias que se mantienen con poca presencia, varias regiones de la zona núcleo ya se preocupan por el rigor de una nueva sequía que puede profundizarse en los próximos meses.
A todo esto, entra en juego la creencia, la fe y los deseos de que llueva, esto en el caso del departamento Vera, provincia de Santa Fe, ubicado en medio de una cuña boscosa, es recordado por los lugareños por haber sido en su momento un gran humedal, con abundante flora y la fauna, la vida silvestre abundaba en el lugar.
Los habitantes de la región, resignados, apuntan hacia una canalización que se llevó a cabo allá por la década de los 90 como la responsable de la merma del agua, lo que dejó un panorama que se refleja en la situación actual, una profunda sequía, donde la esperanza se refleja en una cruz de barro.
La zona dedicada a la ganadería, aunque con pocas cabezas, se sitúa en medio de un paraje con suelo arcilloso, donde el agua es salada. En el mes de noviembre, el agua de las napas se escurrió prácticamente de manera completa y la situación se tornó más que critica.
Ante un escenario que parece irreversible, los lugareños recurren a la esperanza, en este caso, una «cruz de barro» que se sitúa en medio del terreno seco, en proximidades del arroyo Las Golondrina, muy cerca de un pueblo de más de 3000 habitantes. Esta estructura resguarda la única esperanza en este momento tan complejo, donde los animales no cuentan con agua para beber.
Cruzando el arroyo Las Golondrinas, mostrando su castigado espejo de agua por la falta de lluvia, los pobladores colocaron dos cruces. Una de estas estructuras ya tiene más de 15 años, mientras que la otra es algo más reciente. Cuando las lluvias no aparecen, los lugareños saben que sólo tienen que confiar en estas cruces. El lugar representa esperanza, donde también se llevan a cabo peregrinaciones y misas.
El escenario frente a la «cruz de barro» es realmente dantesca, ante un panorama desolador por la sequía, manteniendo en superficie algunos charcos de las últimas lluvias durante el último fin de semana, donde los animales buscan beber un poco de agua.
Para que la cruz tenga su efecto y traiga la lluvia, la creencia mueve montañas. Es por este motivo que cuando el productor pasa por la zona, frente a la cruz, debe embarrarla, cubriendo sus 4 partes con el barro que haya quedado depositado en el suelo tras las últimas precipitaciones. Pero en este acto de fe existe una sola condición: si no llovió, no se le puede agregar más barro a la cruz, ya que sólo será posible embarrarla si la misma lluvia la lava.
Cómo relato más reciente, durante el final del año 2022, un productor la embarró y le llovió dos veces con un acumulado de más de 100 milímetros.
Tras las fuertes lluvias, se volvió a embarrar la cruz, aunque en este caso el acto les jugó una mala pasada. La tormenta se armó, pero no llovió. Titino, un productor de la región, lo ve como una enseñanza ante la ambición de más lluvia. La consecuencia fue la voladura de techo de la casa del campo.
A partir de ese momento, sabe que hay que pedir lo justo y necesario. Mientras los productores hacen todo lo posible para llevar agua a los animales, saben que una sola cosa los puede salvar, la cruz embarrada.
Con información de: https://news.agrofy.com.ar/