El huerto agroecológico es un sistema agrario que mediante el uso de técnicas conservadoras y mejoradoras del suelo y el ecosistema, consiguen obtener alimentos de máxima calidad nutritiva y sensorial respetando el medio ambiente.
En la agricultura ecológica u orgánica no se emplean productos químicos de síntesis, consiguiendo de esta manera agroecosistemas social y ecológicamente sostenibles.
Si deseas montar un huerto agroecológico, este artículo te va a ser de gran utilidad para tener claro qué pasos debes dar para crear tu huerto orgánico o ecológico.
La construcción de una huerta agroecológica requiere de una transición paulatina y específica para cada caso. Se necesita conocer la historia del campo, cuáles son los cultivos que se llevan a cabo, así como las necesidades y objetivos que tiene el productor. Es que él es el actor principal en la adopción del sistema.
Sin embargo, muchas veces, participar activamente en la agroecología es un proceso de sanación. No solo para su vida, sino también para quienes consumen estos productos que son totalmente inocuos y sin resto de fitosanitarios.
Soledad D’Andrea es estudiante de agronomía y cursa la carrera de administración de empresas. Tiene 29 años y a principios de 2021 comenzó con un proyecto de huerta agroecológica. Su emprendimiento se lleva a cabo en su localidad natal de Fontezuela, ubicada al este del partido bonaerense de Pergamino.
El plan surgió como un compromiso por el cuidado de la madre tierra, el medio ambiente y el aprovechamiento de la zona periurbana, sabiendo que estos sectores lindantes a la ciudad son tierras que muchas veces son un dolor de cabeza en la región núcleo. “También es una manera de generar ingresos económicos”, explicó a El ABC Rural la entrevistada.
Pero el propósito principal que la llevó a fundar este proyecto, fue como un proceso de sanación, a partir de la pérdida física de su hermano Alejandro de 29 años, quien falleció el 15 de febrero de 2020, en un accidente de tránsito.
“Fue un golpe muy duro para la familia. A cada integrante nos traspasó de maneras muy diferentes”, dijo D’Andrea, quien además administra una empresa de servicios agropecuarios en la zona.
Es más, a su otro hermano, Sebastián, este lamentable episodio familiar lo llevó a estar inmerso en una situación de depresión. Su dolor lo paralizó y no había forma de sacarlo a la vida activa. “Fue por ese motivo que apliqué la agroecología en la horticultura, una disciplina que yo ya estaba practicando pero en cultivos tradicionales como soja en zona periurbana”, destacó la ecologista.
Reinventarse a partir del dolor
“Invité a mí hermano a sumarse a este proyecto, y asignarle una actividad donde él se pudiera expresar. Como ama al sector agropecuario y se desenvuelve en él, invertí en una huerta agroecológica”, contó la joven emprendedora. Hoy, Sebastián, es el encargado del emprendimiento y recorre a diario cada rincón de la huerta agroecológica.
Para ella, contactarse con la madre tierra, ver el proceso desde que se siembra una semilla, germina, nace, da sus frutos y luego muere la planta, fue todo un desafío. Sin embargo, sostiene que el ciclo no acaba allí. “La planta no muere en realidad, está última etapa es muy útil, debido a que se convierte en fuente de abono para la próxima siembra y así es un ciclo constante”, reflexionó.
En ese sentido, aseguró que así como es el ciclo de la Naturaleza, también es nuestro propio ciclo como seres humanos. “Dejamos nuestro cuerpo físico, pero seguimos presentes energéticamente. Nosotros pudimos comprender de esta forma, que la huerta es saludable y nos permite una vida en paz y en actividad. Creo que se puede llamar Resiliencia, lo que desarrollamos”, dijo Soledad.
“Nunca hay que resignarse”
La resignificación de ciertas palabras como “muerte”, muchas veces es un tabú en varias familias que pierden a sus seres queridos. Ni hablar en épocas de pandemia como le toca atravesar por estos días a la Humanidad.
“En nuestro caso, la interpretamos como parte natural del ciclo humano y un nuevo comienzo de vida”, afirma con emoción. Pero además asegura que puede ser una enseñanza para aquellas personas que sufrieron pérdidas a causa de Covid-19.
“Me pregunto cuántas personas hoy, por causa del Covid-19, estarán pasando por lo que nosotros pasamos. Con la diferencia de que tal vez, muchas de ellas, están en una situación de depresión, inmersos en el dolor, que los paraliza, los inactiva a seguir con sus vidas, donde solo reaccionan en su día a día, pero que no pueden elegir cómo quieren vivir”, dice con criterio
“Es bueno tener la valentía de pedir ayuda si no están pudiendo solos, ya que pedir ayuda no es sinónimo de debilidad, sino lo contrario”.
Muchas veces, estas familias que sufren la partida de alguien importante en sus vidas, de inmediato se inundan con un sin números de preguntas: ¿Y ahora cómo sigo adelante?, ¿Qué hago con mi vida?, ¿Qué pasos tengo que seguir?, ¿Cómo se supera la partida de un ser querido?, ¿Cómo se lo explico a los niños?. Sin dudas son preguntas que no tienen respuestas universales.
La importancia de la fortaleza
Es sustancial permitirse caminar de la mano con el dolor, rodearse de sus afectos y permanecer en una sociedad activa. Es bueno tener la valentía de pedir ayuda si no están pudiendo solos, ya que pedir ayuda no es sinónimo de debilidad, sino lo contrario.
“Cada uno hace lo que puede desde donde puede, y eso es muy valioso. Poder acceder al acompañamiento de profesionales para desarrollar herramientas que fortalezcan nuestras debilidades, es importante. Poder aceptar, resignificar y rediseñar un estilo de vida que, por supuesto no es lo que hubiésemos elegido atravesar, también. Pero lo que sí hoy podemos elegir es cómo queremos afrontar la nueva realidad que nos toca vivir, desde un lugar de protagonista”, diagnosticó.
Soledad recuerda que en el transcurso de todo este tiempo, los amigos y amigas, gente conocida que no veía hacía tiempo, y otras no conocidas, llegaron a su vida, a través de las redes sociales. “Mensajes de WhatsApp, compartiéndome el dolor que los estaban atravesando, buscando respuestas a estas preguntas. Poder abrazar su dolor, acompañar, sin juicios, desde el amor y el respeto, fue un proceso de sanación en conjunto”, declara la joven.
Entiende Soledad que lo hecho para su vida, tiene un impacto en el otro, en la sociedad. Cada acto no es ajeno. “Me parece muy esperanzador para quienes hoy necesitan un mensaje de aliento, ser escuchados, sentirse acompañados. Decirles que no están solos; en comunidad podemos crear el mundo en el cual elegimos estar”, argumenta.
En ese sentido, sabe que las redes sociales son plataformas que juegan a favor de los que sufren “si las sabemos aprovechar”.
Aplicar la sanación en la agroecología
Poder aplicar la agroecología como forma de vida, de sanación, de alimentación en un mínimo pedacito de tierra, huerta urbana o bien en una hectárea de campo, sería una forma de darles herramientas a esas personas.
“No solo contribuyen al cuidado del medio ambiente, sino que sanan ellos mismos”, indicó la productora agroecológica. Desde ese lugar, está el doble propósito que interpretó Soledad en Fontezuela, aportando un mensaje esperanzador.
Además de lo emocional, puede convertirse en una fuerte de trabajo e ingresos para la persona que lo adopte. “Nuestra huerta tiene media hectárea. En ella producimos hortalizas y huevos pastoriles. Actualmente estamos en pleno desarrollo del área de plantas frutales y cítricos. Estoy en contacto con mis profesores de la Universidad Nacional del Noroeste de Buenos Aires (Unnoba) a quienes les voy consultando dudas, tomamos charlas, cursos y nos capacitamos”, continuó la estudiante de agronomía.
También, está en contacto con el INTA San Pedro, desde donde le responden sus consultas técnicas, y logró visitar una huerta agroecológica en Rojas, donde intercambió ideas y conocimientos.
“A través de las redes sociales podemos interactuar con mucha gente que lo está haciendo, y entre todos nos vamos nutriendo y, sanando”, subrayó la entrevistada.