Los incendios intencionales constituyen un importante agente de perturbación de los ecosistemas. El incendio forestal intencional es una actividad ilegal que busca afectar deliberadamente áreas rurales con la acción del fuego sin control.
En Misiones preocupa el impacto que estos generan en la biodiversidad ya que la selva posee más de 564 especies de aves, 120 de mamíferos, más de 3.600 de plantas vasculares, casi 260 especies de peces y miles de microorganismos.
Las consecuencias inmediatas son las pérdidas de individuos y especies particulares, como las araucarias que se perdieron en San Pedro en el Parque Provincial, y sobre todo la pérdida de nichos ecológico y espacios donde se desarrollan no solamente árboles sino que también tiene su nido algún pájaro carpintero, algún insecto, todo ese equilibrio se pierde cuando se genera un incendio”, sostuvo.
Manifestó que “las sequías, altas temperaturas, falta de humedad, junto a los incendios y el cambio climático a largo plazo hacen que la posible regeneración de estos espacios favorezcan a las especies que soportan esto y no tendremos el equilibrio en la selva paranaense al que estamos acostumbrados”.
Degradación del medioambiente
Una de las principales causas de la degradación de los bosques nativos en la Argentina es el cambio de uso del suelo. En este sentido, el fuego se utiliza de forma extendida para remover la cobertura vegetal. La selva paranaense, que ocupa más de la mitad de la provincia de Misiones, aún sufre los impactos de los incendios forestales provocados por el humano, a pesar de que la Ley Nacional 26.331 de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de Bosques Nativos protege y regula su uso. En base a información satelital, un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) halló que si bien desde que se implementó la Ley, los focos de fuego disminuyeron en el período 2010-2018, las zonas con menos restricciones de uso ーcategorías II y IIIー registraron cerca de 20% más de focos de incendios que aquellas no incluidas en el Plan de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos. Los investigadores resaltan el aporte de la teledetección para buscar las causas de este fenómeno.
“Si pensamos en los servicios ecosistémicos que proveen los bosques, en especial el Bosque Atlántico, cobra especial relevancia analizar los incendios, que son una importante vía de pérdida de cobertura boscosa”, dijo Marcos Javier Niborski a Sobre la Tierra. Niborski, en su trabajo final de Especialización en Teledetección y Sistemas de Información Geográfica de la Escuela para Graduados de la Facultad de Agronomía (EPG-FAUBA), analizó la relación entre los focos de calor y el cambio en la cobertura boscosa en la provincia de Misiones en el período que va entre 2001 y 2018.
“El trabajo consistió en cuantificar la ocurrencia, espacial y temporal, de focos de calor, generalmente asociados a incendios”. Para eso, Niborksi utilizó el producto de fuegos activos del sensor remoto MODIS, elaborado por la NASA a partir de imágenes capturadas por los satélites de observación terrestre Terra y Aqua, que orbitan nuestro planeta desde 1999 y 2002, respectivamente.
Fuego cruzado entre bosques más y menos protegidos
“El fuego es un factor que transforma el paisaje y es una forma de remover la cobertura, cuando es intencional. Pero, a diferencia de otras prácticas como el desmonte con topadora, el fuego siempre encubre cuál fue el factor generador”. Dentro del período analizado, Niborski observó con especial interés lo que ocurrió en Misiones después de 2010, el año en que se implementó la Ley Nacional 26.331: “Encontré que en los departamentos con mayor superficie de bosque nativo persistían los focos de calor luego de la implementación de la Ley. A su vez, estos departamentos también tienen la mayor superficie de área protegida en el formato de reservas o parques, por lo que en ellos coexisten grandes superficies sin focos de calor y otras con alta densidad y recurrencia de focos de calor”.
El estudio de Niborski detalla que, dentro de la clasificación que establece el Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos, las áreas de categoría I gozan de la mayor protección y se incluyen en categorías como Parques Nacionales, Parques Provinciales y reservas públicas y privadas. En estas zonas se prohíbe el uso productivo de la tierra. La categoría II, si bien prohíbe el cambio de uso del suelo, sí permite su aprovechamiento sostenible. Por último, en las zonas de clase III se permiten la deforestación y el cambio de uso del suelo. Las imágenes satelitales analizadas revelaron que, desde 2010, hay una clara diferenciación en la frecuencia y la distribución de los focos de fuego en Misiones: mientras que las zonas de categoría I no registran prácticamente incendios, los focos de calor se concentraron en las zonas de categorías II y III. Esto, señaló el investigador, implica una intencionalidad.
No obstante, según el análisis de Niborski, si se toma en cuenta todo el período analizado, la cantidad y la frecuencia de los focos de calor disminuyeron a partir de 2010, lo cual muestra la incidencia de la implementación de la Ley de presupuestos mínimos para la protección de los bosques nativos. Excepto el año 2012, entre 2010 y 2018 estuvieron por debajo del promedio anual registrado a partir de 2001. Pero si bien el porcentaje de focos de fuego respecto del total anual se mantuvo entre un 50% y un 60% de forma constante, Marcos encontró que las zonas de categoría II sufrieron una mayor incidencia de focos de fuego, a pesar de que en ellas no está permitido el cambio de uso del suelo.
El análisis de la estacionalidad también puede dar pistas sobre las causas detrás de los focos de fuego. Niborski observó que el 45% de los focos registrados en la serie histórica ocurrieron de junio a agosto, en los meses invernales. Además, esta concentración tendió a aumentar a partir de 2011. “Algunos compañeros que conocen más sobre el sistema productivo de Misiones comentaron que en los meses de invierno se prepara la tierra para sembrar el tabaco. Entonces, la hipótesis es que el sistema productivo puede estar presionando para la remoción del bosque. Pero, de todas formas, para entender el fenómeno que explica esta tendencia hay que investigar, además, las condiciones de desarrollo social y económico de la región”, aclaró.
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