El sector agropecuario argentino enfrenta un desafío ambiental considerable: las emisiones de óxido nitroso (N2O). Este gas de efecto invernadero es 310 veces más potente que el dióxido de carbono (CO2) y tiene un fuerte impacto en el agotamiento de la capa de ozono.
La Universidad de Buenos Aires (UBA) ha identificado un creciente desafío ambiental en el sector agropecuario argentino: el óxido nitroso (N2O). Este gas de efecto invernadero es 310 veces más potente que el dióxido de carbono (CO2) y tiene un impacto significativo en el calentamiento global y la degradación de la capa de ozono. La principal fuente de estas emisiones es la fertilización nitrogenada, una práctica esencial para mantener los altos rendimientos de cultivos clave como el maíz y el trigo.
Un equipo de investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), en colaboración con otras instituciones, ha logrado mapear por primera vez el uso de nitrógeno en las principales zonas agrícolas del país. Los resultados del estudio son reveladores.

Mapeo del uso de nitrógeno: ¿dónde y en qué cultivos?
El análisis reveló que el 75% del nitrógeno aplicado en la agricultura argentina se concentra en solo tres provincias:
- Buenos Aires: con un 37% del total.
- Córdoba: con un 26% del total.
- Santa Fe: con un 12% del total.
En cuanto a los cultivos, el nitrógeno se usa principalmente en:
- Maíz: que representa el 34% de las aplicaciones.
- Trigo: que utiliza el 23% del total.
Estos hallazgos son fundamentales para entender el impacto ambiental de las prácticas agrícolas actuales y desarrollar estrategias que permitan una producción más sostenible.
Por primera vez en Argentina, un nuevo estudio recopiló datos locales para generar parámetros propios de emisión de óxido nitroso (N2O), un potente gas de efecto invernadero.
La discrepancia con los inventarios oficiales
Publicada en la revista científica Ciencia del Suelo, la investigación comparó las emisiones calculadas con los datos del Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero 2024. Los resultados revelaron una significativa discrepancia: el inventario oficial sobreestima en un 33% las emisiones de N2O.
Según Sebastián Vangeli, docente de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), esta diferencia se debe a que el inventario oficial utiliza parámetros internacionales que no se ajustan a las características específicas de los suelos, el clima y las prácticas de manejo locales. La falta de datos específicos ha llevado a una medición inexacta, lo que podría tener implicaciones para el desarrollo de estrategias de mitigación más efectivas.
Los equipos de investigación argentinos ajustaron sus cálculos de emisiones de óxido nitroso (N2O) en el sector agropecuario, basándose en 26 estudios locales realizados entre 2012 y 2018. Los resultados mostraron que los parámetros de emisión nacionales son hasta un 25% más bajos que los utilizados anteriormente, lo que mejora la precisión de los inventarios de gases de efecto invernadero del país.

Relevancia para los compromisos internacionales
Este hallazgo es crucial para que Argentina cumpla con sus obligaciones ante el Acuerdo de París, que exige la presentación regular de informes de transparencia con datos detallados sobre emisiones y planes de mitigación.
El investigador Vangeli enfatizó la importancia de un esfuerzo colaborativo: «Para cumplir con los compromisos, es fundamental trabajar de la mano con los productores para reducir las emisiones de óxido nitroso.» Este enfoque cooperativo es vital para una gestión ambiental más efectiva y precisa.