La mejor manera de cultivar olivos en macetas

Aunque los olivos pueden alcanzar hasta 15 metros en su hábitat natural, existen variedades enanas que crecen mucho más pequeñas, lo que los hace perfectos para macetas. Cultivar uno en casa te permite disfrutar de su belleza, sus flores y sus frutos, incluso si no vives en una zona cálida.

El olivo, un árbol originario del Mediterráneo, se cultiva por sus frutos (las aceitunas) y el aceite que se extrae de ellos. Aunque en su hábitat natural puede alcanzar hasta 15 metros de altura, existen variedades enanas ideales para macetas, que suelen crecer hasta 1,8 metros (6 pies). Esta es la forma más sencilla de tener un olivo, especialmente si vives en una zona de clima frío (menos de 8°C).

En los últimos años, el cultivo de olivos en macetas se ha vuelto muy popular, ya que son plantas fáciles de cuidar y muy atractivas. Su follaje perenne de un verde intenso, junto con las pequeñas flores blancas que aparecen en verano seguidas de las aceitunas, las convierte en una adición hermosa para cualquier hogar.

Consejos básicos para el cuidado

  • Luz y temperatura: El olivo necesita varias horas de sol al día. Se recomienda ubicarlo en un lugar bien iluminado. Resiste heladas de hasta -12°C, por lo que puede vivir al aire libre todo el año en climas templados. Si hace más frío, lo ideal es protegerlo en un invernadero o con una tela antiheladas.
  • Riego: Aunque el olivo tolera la sequía, uno en maceta depende de ti. En verano, se recomienda regar unas dos veces por semana, mientras que el resto del año, una vez por semana es suficiente. Deja que el sustrato se seque entre riegos. Es fundamental que la maceta tenga orificios de drenaje y no le pongas un plato debajo para evitar que las raíces se pudran. Además, evita rociar sus hojas con agua para que no se quemen con el sol.
  • Sustrato: El sustrato universal es una buena opción para los olivos. Es económico y fácil de conseguir. Si lo usas, asegúrate de que esté hecho de componentes como turba, fibra de coco y perlita, y que tenga un pH neutro (alrededor de 7). Si notas que el sustrato se compacta mucho después de regar, puedes mezclarlo con un 30% de perlita para mejorar el drenaje.
  • Abono: Para que tu olivo se mantenga saludable, abónalo de primavera a finales de verano. Como produce frutos comestibles, lo mejor es usar abonos orgánicos líquidos, como el guano o el extracto de algas. Sigue siempre las instrucciones del producto para evitar sobrefertilizar la planta.
  • Poda: Podar el olivo ayuda a controlar su crecimiento y a mantener una forma atractiva. La mejor época para hacerlo es en primavera, cuando comienza el nuevo crecimiento. Usa tijeras de podar para cortar las ramas débiles, enfermas o rotas. También puedes recortar las ramas más largas para fomentar un crecimiento más compacto. Si la planta es muy pequeña, usa unas tijeras de cocina o manualidades para los pinzados.

Trasplante y plagas

  • Trasplante: Si las raíces del olivo comienzan a salir por los orificios de drenaje o la planta ha dejado de crecer, es momento de trasplantarlo. Hazlo cada 2 o 3 años, en primavera, a una maceta 5-7 cm más grande.
  • Plagas y enfermedades: El olivo es resistente, pero puede ser atacado por cochinillas, barrenillos y arañuelas. Estos insectos se pueden combatir con insecticidas ecológicos como la tierra de diatomeas. El exceso de humedad puede provocar la aparición de hongos, que deben tratarse con fungicidas.
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