Investigadores del CONICET y una empresa misionera avanzan en bioplásticos hechos con almidón de mandioca, una materia prima regional que reduce costos, importa menos y genera menor impacto ambiental.
Un equipo del CONICET trabaja en Misiones en el desarrollo de bolsas biodegradables elaboradas a partir de almidón de mandioca, un avance que permitiría producir bioplásticos con insumos locales y reducir la dependencia de materiales importados. El proyecto se realiza en alianza con Plastimi SRL, una empresa misionera de envases, lo que garantiza una vía directa de aplicación industrial.
El trabajo se desarrolla en el Instituto de Materiales de Misiones (IMAM, CONICET-UNAM) bajo la dirección de Cristina Area y Pamela Cuenca, e incluye la participación del Grupo de Preservación y Envases y el Programa de Celulosa y Papel. Hoy no existe producción nacional de este tipo de materiales, por lo que la industria depende de resinas importadas desde Europa a base de almidón de maíz. Este desarrollo busca reemplazarlas con una alternativa local y más accesible.
Nota que te puede interesar: La fertilización estratégica mejora 16 % la producción de mijo perenne
El convenio apunta a crear una tecnología eficiente y una formulación novedosa para fabricar pellets biodegradables, materia prima con la que luego se producen bolsas y películas flexibles. El proyecto incorpora además aditivos provenientes de residuos de la forestoindustria —como micro y nanocelulosa—, fortaleciendo el modelo de economía circular y reduciendo también el impacto ambiental del propio sector.
La elección de la mandioca, un cultivo clave para la economía misionera, responde a la necesidad de generar valor agregado en origen y desarrollar un material transferible a la industria local. Según el CONICET, avanzar en la tecnología permitirá sustituir plásticos derivados del petróleo y ampliar su uso hacia otros sectores, como agroinsumos biodegradables, entre ellos los mulching films utilizados en cultivos de la región.




