La exclusión de la segunda dosis para categorías jóvenes permitirá reducir costos y generará un ahorro estimado de 22 millones de dólares para el sector ganadero.
La ganadería argentina encarará 2026 con un cambio clave en la estrategia sanitaria, luego de que el Senasa oficializara un nuevo cronograma de vacunación contra la fiebre aftosa. La principal novedad es que dejará de ser obligatoria la segunda dosis para vaquillonas, novillos y novillitos, una decisión basada en la duración comprobada de la inmunidad y que permitirá ahorrar unas 14 millones de dosis.
Según el esquema definido junto a provincias y entidades rurales, la primera campaña anual se realizará entre enero y abril, con fechas diferenciadas según la región, y todos los establecimientos deberán vacunar la totalidad de las categorías bovinas y bubalinas. En el caso de los feedlots, podrán optar por esquemas estratégicos de vacunación, previa notificación al Senasa, manteniendo cierta flexibilidad operativa.
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La segunda campaña, prevista entre junio y julio, estará enfocada exclusivamente en terneros y terneras, que recibirán la dosis de refuerzo. Quedarán excluidas las categorías jóvenes y adultas, consolidando un cambio estructural respecto del esquema histórico, que aplicaba cerca de 80 millones de dosis anuales en todo el país.
Desde el Gobierno destacaron que el ahorro sanitario, estimado en unos 22 millones de dólares, será clave en un contexto de mayores exigencias para la ganadería. Parte de esos recursos deberán redirigirse a la implementación del nuevo sistema de trazabilidad individual, que comenzará a regir en 2026 y hará obligatoria la identificación electrónica de bovinos, búfalos y equinos, un nuevo desafío que recaerá directamente sobre los productores.





