Investigadores del INTA San Luis analizan cómo la fecha y densidad de siembra pueden mejorar la eficiencia hídrica y el rendimiento en regiones con recursos hídricos limitados.
En regiones semiáridas, donde el agua es un recurso escaso, ajustar la fecha y densidad de siembra puede ser clave para optimizar la eficiencia en el uso del agua (EUA) y el rendimiento del maíz (RG). Según un estudio liderado por el INTA San Luis, siembras tardías y reducciones controladas en la densidad de plantas han mostrado efectos positivos en estas condiciones.
Maximiliano Riglos, investigador del INTA San Luis, explicó que retrasar la siembra permite acumular más humedad en el suelo y reduce la demanda hídrica durante el período crítico del cultivo. Además, comentó que en siembras tardías, el período crítico ocurre en febrero, cuando las condiciones ambientales son más favorables que en enero. Esto hace que las siembras tardías logren una mayor eficiencia en el uso del agua.
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Por su parte, Nicolás Rusoci, investigador de INTA Pergamino, señaló que la densidad de siembra también influye directamente en el rendimiento.
Aunque reducir la densidad permite que cada planta acceda a más recursos, disminuirla en exceso puede comprometer el rendimiento. “El equilibrio entre densidad y eficiencia hídrica es esencial en estos ambientes, donde la competencia entre plantas debe ser minimizada para maximizar el uso de recursos”, destacó.