Una sala solar de quesos de cabra a más de 2.500 metros de altitud

En Payogasta, Salta, un grupo de 53 mujeres de distintos parajes rurales ha puesto en marcha una iniciativa innovadora: una sala móvil para la producción de quesos de cabra que opera exclusivamente con energía solar.

En Payogasta, Salta, un colectivo de 53 mujeres productoras de distintos parajes rurales ha impulsado una iniciativa que marca un precedente: la primera sala móvil para la elaboración de quesos artesanales de cabra en América Latina, que funciona completamente con energía solar.

La sala móvil utiliza paneles solares para alimentar todos los procesos internos, incluyendo la pasteurización, el circuito de frío y la climatización. Esto elimina la dependencia de la red eléctrica convencional, algo vital en zonas rurales.

Lo más interesante es que al ser una planta itinerante que se traslada con un tractor, la sala puede rotar entre parajes, permitiendo a las productoras procesar su leche bajo estándares habilitados sin la necesidad de construir costosas instalaciones individuales.

Innovación y sostenibilidad

La idea surgió durante la pandemia, impulsada por María Fernanda López Morillo y con apoyo municipal. Su objetivo era doble: superar la dispersión geográfica de las productoras y garantizar la inocuidad de los quesos, sin depender de la red eléctrica convencional.

El prototipo es auto-suficiente: los paneles solares alimentan todo el proceso, desde la pasteurización hasta el circuito de climatización y frío. El único uso de combustibles fósiles es para el traslado de la sala entre parajes mediante un tractor. Además, la sala está diseñada para operar con turnos rotativos, adaptándose a la ubicación dispersa de las productoras.

El proyecto, adaptado a los estándares del SENASA, fue reconocido con una mención especial en el Premio Arcor a la Innovación 2025.

Organización y futuro colectivo

El grupo ha avanzado en su organización formal, creando una asociación para la gestión de recursos comunes, como la compra y mantenimiento del tractor. Sus planes a futuro incluyen la creación de una marca colectiva y la búsqueda de una denominación de origen que consolide la identidad regional de sus productos.

Para las productoras, este proyecto representa mucho más que un avance económico. «Nos da más fuerzas para seguir trabajando», comentan, al ver visibilizado y valorado un trabajo que antes no tenía reconocimiento. La iniciativa es un motor de empoderamiento que revaloriza su rol dentro de la cadena láctea local.

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